1

Un estudio de la UA destaca la riqueza piscícola y el sistema de riego de El Hondo y las Salinas.

Conocimiento ecológico tradicional. La relación  entre el hombre y el medio natural queda patente en una investigación de la UA que pone de manifiesto por un lado, la riqueza piscícola de los humedales del sur de la provincia y sus sistemas de regadío asociados, así como de las técnicas de pesca ideadas para su aprovechamiento.

E.DE GEA 

Un estudio ambiental y cultural realizado por la Universidad de Alicante (UA) constata que en los Parques Naturales del Hondo y las Salinas de Santa Pola así como en sus sistemas de regadío asociados de la Vega Baja (acequias y azarbes) se practican un total de 11 modalidades de pesca tradicional para la captura de su ictiofauna (peces) con 17 especies, una cantidad calificada “de elevada diversidad”.
La investigación “Ictiofauna y pesca tradicional relacionada a los canales de riego en el Bajo Vinalopó: integración del conocimiento local y académico para la comprensión de los ecosistemas mediterráneos” está incluida en el proyecto Wadi, financiado por la Comisión Europea que pretende analizar comparativamente los aspectos socioculturales y ecológicos de una serie de zonas húmedas mediterráneas y sus entonos socioeconómicos con el fin, de diseñar escenarios de futuro más sostenibles en el marco del siglo XXI.
Este mantenimiento pasa necesariamente por la existencia de una considerable riqueza de instituciones tradicionales (Juzgados de Aguas y sindicatos de regantes) y de un notable acervo tradicional de conocimientos, expone el trabajo del equipo investigador formado por A. Belda Antolí, J. E. Martínez Pérez, C. Martín Cantarino, A. López Pomares y E. Seva Román.
El estudio se ejecutó dentro del sistema hídrico que sostiene las poblaciones piscícolas del área de estudio formado, por una intrincada red de canalizaciones, charcas y embalses de origen humano o profundamente modificada por el ser humano, donde desembocan los ríos Segura y Vinalopó.
Entre los métodos tradicionales de pesca detectados en el área de estudio figura el morenell, macoca (lombrigá), a mano, con anzuelo, grumeig (carnada), copo de mosquitera, transmall, rall de plomos, balanza, telón, y gambera (salabre). Estos datos según los investigadores ayudan a registrar el llamado “conocimiento ecológico tradicional” y aportan una información “muy relevante” sobre el patrimonio sociocultural y sobre el aprovechamiento tradicional de los recursos naturales.
“La riqueza de técnicas de pesca tradicionales y de conocimientos populares sobre la ictiofauna y su aprovechamiento son la herencia que nos ha legado una larga relación histórica entre el hombre y los recursos biológicos del medio palustre” expone la investigación.
Entre las especies identificadas figuran la anguila, el fartet, barbo gitano, carpín dorado, mújol, carpa, lubina, capitón, lisa dorada, caluga, gobio, aguja de río, dorada, gambusia perca americana (black-bass). De todas estas especies las dos últimas están consideradas como exóticas, pudiendo ocasionar serios problemas sobre las poblaciones de otras especies.
El estudio constata cambios en la comunidad ictiofaunística producidos en las últimas décadas. Comparándolos con los últimos estudios de 1986 del documento se desprende que han aumentado considerablemente las especies pasando de nueve hasta 17. Los investigadores han practicado un total de 24 entrevistas a diferentes informantes (pescadores, agricultores, etc) y han consultado diversa documentación histórica.
Los investigadores concluyen destacando “el enorme valor ambiental y cultural” de los espacios agrarios tradicionales del sur de la provincia así como “la considerable riqueza” del conocimiento tradicional, heredado a través de la trasmisión oral.

Una importancia que se remonta al medievo
El paisaje estudiado por la UA tiene su origen en el antiguo golfo marino de Elche conocido como, sinus ilicitanus, en el que desembocaban los ríos Vinalopó y Segura. Su importancia no solo radica en que la pesca servía para comer o ser comercializada por los habitantes de entonces si no porque su arriendo constituía importantes ingresos para los señores de Elche. Así, los ingresos recibidos en 1461 ascendieron a 3.602 sueldos, el 10 % del total de ingresos de la señoría. Las crónicas y documentación histórica que incluye el documento refleja “la considerable riqueza piscícola” de la albufera desde la Edad Media. Gaspar Escolano en 1611 la calificó de “abundante en sabroso pescado”. En 1787 Pedro Navas señala que la Torre de Tamarit “no tiene guarnición y sólo se dedica a cuidar la pesca” de los furtivos. En el siglo XIII y tras la Reconquista el infante Don Manuel, señor de Elche, mejoró una canalización árabe anterior para conducir agua del Segura a la albufera.