GUARDAMAR DEL SEGURA/ELCHE 09-02-2014

Playa de Guardamar del Segura en el año 1988
Playa de Guardamar del Segura en el año 1988

Playa de Guardamar el pasado jueves
Playa de Guardamar el pasado jueves

TEXTO Y FOTOS EDUARDO DE GEA

La actividad humana y sus grandes obras de infraestructura hacen cambiar los ritmos naturales que han conformado los paisajes durante milenios. Este es el caso del litoral de la Vega Baja y Baix Vinalopó unido directamente con el río Segura. El urbanismo, la construcción de diques marinos y de embalses en la cuenca del Segura a lo largo del siglo pasado han dejado su huella y variado la dinámica natural de la costa suralicantina.

“Las dunas formadas desde hace milenios desde Santa Pola hasta Torrevieja, pasando por Elche y Guardamar, se formaron gracias a las arenas que le sobraban al mar y que este recibía con las grandes avenidas y riadas del Segura. Ahora pasa lo contrario y los temporales erosionan y hacen desaparecer las montañas litorales de arena” explica el Doctor en Biología Manuel Aldeguer, autor de una tesis doctoral que aborda este cambio de ciclo.

“Es decir, si el río no saca arena, el mar se lleva la que existe en la costa” apostilla.

No es para menos. Según el exalcalde de Guardamar, ex director Territorial de Medio Ambiente y excomisario de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), el frente litoral del Bajo Segura y Baix Vinalopó han sufrido un retroceso en algunos puntos de hasta 180 metros en los últimos 75 años como consecuencia principal de la falta de aportes arenosos procedentes del río Segura. Y lo peor es que esta regresión tiende a extenderse por toda la costa de forma uniforme tras la desaparición del delta en los años 90, explica.

Las obras realizadas en la cuenca del Segura, encaminadas fundamentalmente al embalsamiento de agua mediante pantanos u otras infraestructuras y tendentes a rebajar los efectos de grandes avenidas y riadas son la causa de que hayan disminuido drasticamente los aportes arenosos desde el cauce fluvial a la costa y por lo tanto la causa de la regresión del litoral señala Aldeguer. “Lo que ha sido bueno para rebajar los efectos de las riadas del Segura en sus vegas, sobre todo la Baja, ha sido malo para nuestra costa” asegura.

La regresión del frente litoral se sitúa principalmente a ambos márgenes de la desembocadura del río Segura. En su zona norte, dentro de los términos municipales de Guardamar del Segura y Elche, es donde se ha producido el retroceso más acusado con unos 180 metros de anchura. En la sur, el ancho máximo del retroceso ha sido de unos 150 metros.

El el área de estudio comprendida desde el canal marino de la laguna de La Mata hasta Santa Pola, pasando por Guardamar y Elche, comprende unos 24 kilómetros de frente litoral donde se constata que ninguna playa aumenta su superficie. En los siete tramos de playas analizados por la tesis doctoral tres tramos son muy regresivos, cuatro poco regresivos y dos están en estado de equilibrio.

Según Aldeguer, la falta de aportes al mar a través del río Segura se debe a la práctica inexistencia de grandes avenidas de agua, pero sobre todo a los sedimentos retenidos en los embalses de la cuenca del río Segura. “Aunque se dieran riadas continuas no se resolvería el problema ya que aún así, muchos limos arenosas serían retenidos en el embalses y diques de contención de la cuenca del Segura” señala el Doctor en Biología.

Según los cálculos del estudio, en los embalses del Segura se hayan depositados unos 300 hectómetros cubicos (hm3) o bien 300 millones de metros cúbicos (m3) de sedimentos que representan un volumen equivalente a una duna homogénea de 40 kilómetros de larga, 1 kilómetro de ancha, y 8,35 metros de alta (puede compararse con el bajo y tres alturas de un edificio).

La tesis doctoral de Aldeguer, titulada “Indicadores ecológicos como elementos de soporte en el acto administrativo de deslinde de la zona marítimo terrestre”, ha estado dirigida por el ecólogo Antonio Escarré, del departamento de Ecología de la Universidad de Alicante (UA) y por Jesús Soria Mingorance, del departamento de Ciencias de la Tierra, también de la UA.

Para Aldeguer, el río Segura ha sido la principal fuente de sedimentos que ha llegado hasta la costa actual y que ha originado los campos dunares, según los datos obtenidos en los muestreos superficiales perpendiculares al río.

Añade el autor que las muestras tomadas en el cauce del río en la última riada demuestran que el Segura actual, a pesar de los encauzamientos y repoblaciones forestales a lo largo de la cuenca, “conserva la capacidad y transporta arenas hasta el mar, al menos hasta la última riada de 1989”.

Una vez llegados al mar los sedimentos, se distribuyen hacia el sur hasta La Mata y hacia el norte hasta la desembocadura del río Vinalopó.

El autor Manuel Aldeguer considera que el problema de las retenciones de arenas en los embalses del Segura, que a su vez ha provocado el retroceso de la línea del litoral, “tiene difícil solución”. Al respecto, explicó que potenciar la vegetación en la cabecera del río para evitar la erosión y las riadas “es contrario a que los sedimentos lleguen al mar y hay que valorar lo que es prioritario”.