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Alicante, 27 febrero 2014.

El ministro español de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo ha afirmado durante su intervención en la Cumbre del Agua celebrada en el Centro de Turismo de Valencia el miércoles 26 de febrero, dentro de la iniciativa impulsada por España y Argelia para una estrategia del agua en el grupo 5+5 de países mediterráneos, que “la escasez del agua, la distribución desigual de este recurso básico entre territorios y el hecho de que estos problemas serán más acuciantes llevarán a que la diplomacia del agua ocupe buena parte de las agendas de los países mediterráneos” y ha advertido de que “este tema importante y candente será factor de conflicto muy importante.”
En el acto central de la segunda jornada de la Cumbre del Agua, organizada por Casa Mediterráneo y la Red Mediterránea de Organismos de Cuenca (REMOC), en la que expertos de países de ambas orillas del Mediterráneo (España, Francia, Portugal, Italia, Malta, Argelia, Libia, Marruecos, Mauritania y Túnez) buscan una estrategia común sobre el agua, han intervenido también el ministro de Asuntos Exteriores de Argelia, Ramtane Lamamra quien ha subrayado que “el desarrollo integral de Argelia pasa por alcanzar los objetivos de proporcionar agua potable y saneamientos a toda la población”; el comisario de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Javier Ferrer Polo, quien ha reclamado “un esfuerzo continuado de planificación en el uso del agua…que es imprescindible para garantizar un desarrollo económico prospero, armónico, sostenible y continuado, que permita el acceso al agua como un derecho compatible con el medio ambiente, que puede y debe favorecer la consecución de la paz social” y la directora general de Casa Mediterráneo, Almudena Muñoz, quien ha incidido en que “el agua no es sólo un derecho humano, tanto el acceso como el saneamiento, sino que se ha convertido en un recurso estratégico. Las transacciones comerciales se ven influidas por el concepto de agua virtual, es decir, la cantidad real de agua que se requiere para la fabricación de un producto agrícola e industrial. Por tanto, la gestión del agua va más allá su utilización para la alimentación y la higiene, y ha entrado a formar parte del mercado global, de los análisis de costes no solo como elemento productivo sino de los costes sociales” y ante el incremento del consumo ha subrayado que “la falta de agua se convierte en una causa de inestabilidad interna de los estados que no consiguen satisfacer las necesidades de agua de sus poblaciones.”.

Después de la celebración de esta mesa redonda ministerial, el grupo de expertos ha celebrado sus reuniones de trabajo con el objetivo de promover el uso sostenible del agua a nivel local, regional y nacional, a través de la adopción de objetivos transversales y criterios de gestión, a fin de armonizar las políticas del agua en el Mediterráneo.
Desarrollo económico y social
Todos los participantes han destacado la influencia clave que tiene el agua en el desarrollo global de los países y sin embargo no se le presta la atención y la trascendencia que merece. El ministro García-Margallo ha expuesto un ejemplo muy gráfico “si las pantallas de todos los operadores económicos de todo el mundo se suelen abrir todas las mañanas con el precio de las materias primas, del petróleo, del café, de la soja, del gas, no hay referencia alguna al precio del agua siendo el agua, probablemente, el elemento más importante para el desarrollo económico y también desde el punto de vista de la solidaridad interterritorial”. El ministro ha destacado el acuerdo alcanzado en España entre el gobierno central y las comunidades autónomas como “un enorme ejercicio de responsabilidad en el uso del agua, de utilización y definición de las cuencas, de planificación hidrográfica, que nos permite el milagro de siendo un país seco dar de comer a 45 millones de españoles y a más de 60 millones de turistas que nos visitan todos los años”. García-Margallo ha finalizado su intervención para con una cita de un juristas valenciano, Antonio Rodríguez de Cepeda, que cuando en 1869 se discutía la Ley de Aguas decía: “cuando en el estudio de esta Ley de Aguas no sabía encontrar una solución, cerraba mis papeles y me iba al campo a preguntar a los labradores que estaban regando ¿qué hacían en esta o en otra ocasión? Y los apuntes de lo que los labradores me contestaban, los transcribía posteriormente al proyecto de ley” y ha apostillado que “a eso hemos venido, a aprender de los labradores, a tener en cuenta sus experiencias, y a plasmarlo en iniciativas políticas tan importantes como las que los gobiernos de nuestros dos países, de España y Argelia, de Argelia y España impulsan hoy”.
Paz y derechos humanos
La necesidad de una política equilibrada y justa en la gestión técnica y política del agua ha sido destacada por los integrantes de la mesa redonda. El ministro de Asuntos Exteriores de Argelia, Ramtane Lamamra, ha sido muy explícito a la hora de enmarcar los objetivos que persigue la iniciativa de acordar una estrategia del agua para el Mediterráneo “la estrategia que pretendemos elaborar nos podrá ofrecer un marco político favorable que nos permitirá una gestión de los recursos hídricos sostenible y eficaz en los países del Mediterráneo que servirá para conservar estos recursos, para garantizar el acceso al agua para todos, para mejorar el saneamiento y el suministro de agua potable, conservar la salud pública, preservar el medio ambiente y promover el desarrollo y el crecimiento económico. Con estos elementos seremos capaces de `promover la paz, la seguridad internacional y el respeto de los derechos humanos, con la satisfacción de los derechos fundamentales”.
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El ministro argelino ha reclamado en su intervención que “somos conscientes de la importancia de este recurso y de que debemos apoyarnos en la solidaridad y el equilibrio de los intereses. En esta estrategia deben tener cabida las preocupaciones de todos los países, del norte y del sur, debe estar basada en proyectos concretos dedicados a temáticas transversales como la seguridad alimentaria, la salud, el cambio climático, el desarrollo sostenible, la transferencia de tecnología y de capacidades”.
España y Argelia consideran que la adopción de una estrategia del agua en la cuenca occidental del Mediterráneo es la primera etapa hacia una política común en la región mediterránea que podría prevenir conflictos y conseguir alcanzar el derecho humano al agua potable y al saneamiento y promover el codesarrollo.