LOS PAPELES DE SALAMANCA, Y OTROS PAPELES. Por El Cojense

 VIERNES 02-01-2015

            Anda el patio algo revuelto por los papeles de Salamanca (El Mundo, 19-12-2014), como recordarán, los de mediana edad para arriba, el caso de aquellos papeles que con nocturnidad y alevosía -que de noche era, o de madrugada; lo de alevosía, no sé en qué grado, imgrescompleta esta manida frase- fueron sustraídos del Archivo de Salamanca y llevados a Barcelona pese al disgusto y oposición de muchos españoles, y especialmente de los salmantinos, entre ellos el también salmantino, entonces diputado y después ministro, Jesús Caldera, quien aseguró bravamente que para sacar un papel de Salamanca habría que pasar sobre su cadáver (menos mal que lo de bravo quedó solo en bravata y sigue vivo; no hace mucho estuvo aquí al lado, en Callosa, y me alegro, que no le deseo la muerte a nadie). Los papeles salieron, y siguieron saliendo, primero con los del puño y la rosa, que mandaban entonces, y luego con los de la gaviota, por que abría el gobierno catalán la boca y se la tapaban con legajos ajenos, por que suyos no eran, o al menos eso dicen ahora los representantes de varios partidos políticos, entre ellos PP, PSOE, IU, UPyD, Ciudadanos, VOX y Foro Asturias, amén de algunas asociaciones y plataformas de variado signo, todos los cuales apoyan el manifiesto de la Asociación Salvar el Archivo de Salamanca para que la Generalidad de Cataluña “devuelva los cientos de miles de documentos que mantiene indebidamente en su poder”. Pues a buenas horas mangas verdes, echando mano de otra frase vulgar. Conociendo el paño, me da la risa tonta si pretenden que me crea que los gobiernos catalanes van a devolver algo por no ser suyo y menos si se lo han dado tontamente -sí: tontamente, que muchos políticos son especialistas en eso-  o pidiéndolo por las buenas a cambio de promesas de no incordiar en lo de siempre. Estamos cansados -yo, al menos, lo estoy- de verlos incumplir sentencias de altos tribunales cuando no les conviene hacerlo, y que no pase nada, y de que encima nos llamen ladrones al resto de españoles (España nos roba, dicen), haciéndose de paso víctimas de nuestra opresión, y falseando de paso la historia y hasta la geografía (el Ebro nace en Cataluña), como más de una vez he podido comprobar hasta en el lenguaje de algún guía turístico, a quien no tuve más remedio que rectificar en cierta ocasión puntualizando algunas cosas sobre historia que, por ser archisabidas para cualquier persona normal, chirrían al oírlas deformadas torpemente.

            Pero no desbarremos, hablemos de papeles, y sigamos en ello. Por que como reza el título de estas líneas, hay más papeles, “otros papeles”, pero no en forma de legajo, sino de un códice de ochenta y siete folios de pergamino perfectamente encuadernados y bastante más antiguo. Me refiero al “LIBRO DE LOS REPARTIMIENTOS DE LAS TIERRAS ENTRE VECINOS DE LA MUY NOBLE Y LEAL E INSIGNE CIUDAD DE ORIHUELA, HECHOS POR LOS SERENÍSIMOS REYES DE ARAGÓN CUANDO LA CONQUISTA. ERA DE 1310”, repartimientos comenzados por el reino de Castilla y finalizados por el de Aragón, donde se explica detalladamente con nombres y apellidos, y a veces oficio de los beneficiarios, el reparto de las tierras conquistadas a los musulmanes por las huestes cristianas en el siglo XIII. Este importantísimo, histórico y valioso códice estaba custodiado en el Archivo Municipal de Orihuela, pero no debió ser muy rigurosa la custodia, pues se perdió; sí: desapareció a principios del pasado siglo. Pero, ¿saben dónde apareció a comienzos de los años veinte tan misteriosamente como se perdió? Seguro que lo han adivinado: en Cataluña, en poder de la Diputación de Barcelona. ¡Qué casualidad! Por que España es grande, y podría haber aparecido en Cádiz, Badajoz o La Coruña, pero apareció en Cataluña, y allí sigue, pues de devolverlo a su legítima dueña, Orihuela, nada de nada: “lo que se encuentra, no se quita”. ¡Qué suerte tienen algunos encontrando cosas! El refrán es de otra manera, pero nadie se lo ha dado: el caso es que lo tienen por malas artes y no lo devuelven. Y si no fueron malas, un elemental sentido de honradez, que no tuvieron ni han tenido hasta hoy, obligaba a devolver a su legítimo dueño lo suyo, pues pese a que los papeles de Salamanca sean muy salmantinos y nacionales, es más genuino de Orihuela, y oriolano, el libro de marras.

            Y como no quiero llamar ladrona a Cataluña, por que ni me gusta, ni lo creo, ni es verdad, no caeré por tanto en la bajeza de decirlo tal cual lo dicen sin sonrojo de España los mandamases catalanes aunque tampoco sea verdad; así que, aquí lo dejo antes que me de otra vez la risa tonta pensando en la pretensión de que devuelvan, no solo los papeles de Salamanca que les fueron dados con las pertinentes -mejor dicho: impertinentes- bendiciones gubernamentales de uno y otro credo político, ni tampoco los de Orihuela, carentes de bendiciones pero llenos de injusticia hacia su legítima  y demostrada propietaria.