ALGO DE FARMACOPEA ECOLÓGICA: POLISULFURO DE CAL

17-10-2014

TEXTO Rafael Moñino Pérez/Agente de Extensión Agraria

            La agricultura ecológica ha vuelto a tomar carta de naturaleza. Es un hecho incontestable al que se ha de dar la bienvenida, y se la damos especialmente los que por razón de edad tuvimos la suerte de conocerla como habitual antes de la llegada masiva de los pesticidas actuales, y cuando el estiércol era el principal y casi único abono que usaba el agricultor, pues un saco de cien quilos de sulfato amónico costaba la astronómica cifra de 900 pesetas de los años cuarenta, equivalentes al salario mensual de un peón agrícola.

            Las plagas y enfermedades de las plantas se combatían de forma manual unas veces (el escarabajo de la patata, por ejemplo, se recogía a mano), y otras con ayuda del embudo pulgonero, una especie de salabardo de tela para recoger la “cuca” o escarabajo de la alfalfa. La lucha química contra plagas se confiaba a productos como la nicotina (jabones nicotinados), arsénico (arseniatos de plomo y de calcio insolubles), aceites emulsionables y poco más. Contra las enfermedades como royas y mildios había poco donde elegir aparte del azufre y las sales de cobre.

P1040921

            Entre aquellos productos había uno de amplio espectro para combatir tanto plagas como enfermedades que no ha dejado de utilizarse a pesar de la ingente presencia y competencia de pesticidas sintéticos, producto que pese a su producción industrial lo fabricaban muchos agricultores para su uso particular aunque su preparación resultaba algo engorrosa, pero como sus demostradas virtudes son tantas sigue siendo muy recomendable lo mismo para los que practican la agricultura ecológica como para los simples aficionados a cultivar pequeñas huertas para consumo familiar y quieran evitar residuos químicos indeseables. Sus componentes son dos productos tan simples y tan fáciles de conseguir como el azufre y la cal viva, los cuales se hacen reaccionar en agua hirviendo donde se generan diversos tipos de sulfuros de calcio y alguno de hidrógeno, por lo cual el producto final recibe el nombre genérico de polisulfuro de cal o de calcio.

            Damos a continuación tanto la fórmula y su preparación como la forma de conservarlo y utilizarlo según las distintas épocas y cultivos.

POLISULFURO DE CAL

FÓRMULA:

Azufre……………………………    20 kilos

Cal viva en terrón………………..    10 kilos

Agua, hasta completar……………   100 litros

PREPARACIÓN:

            Se coloca la cal en un recipiente de hierro en el que se habrá marcado previamente el nivel de los 100 litros, se añaden unos 40 litros de agua y se pone a calentar al fuego. Cuando la mezcla comienza a hervir se añade poco a poco el azufre removiendo la mezcla con un palo. Una vez echado todo el azufre se sigue removiendo hasta que apenas flota azufre, se añade luego el resto del agua hasta la marca de los 100 litros y se sigue calentando hasta que vuelva a hervir. La mezcla se mantendrá en ebullición unos tres cuartos de hora, removiendo de vez en cuando con el palo. En un fuego aparte se calentará agua para mantener el nivel reponiendo la que vaya menguando por evaporación, evitando así que la mezcla deje de hervir.

            Una vez terminado, tendremos 100 litros de polisulfuro de cal en estado puro. Se dejará enfriar y se filtrará con una tela de saco o similar para separar las impurezas del fondo del recipiente. Para su conservación se mantendrá al abrigo de la luz directa en envases de vidrio o de plástico con cierre hermético para evitar el contacto del producto con el aire.

UTILIZACIÓN DEL PRODUCTO:

            Es eficaz por contacto contra la mayoría de insectos, ácaros y  hongos y tanto en sus formas activas como invernales, y no deja residuos perjudiciales para la salud. Las dosis que se recomiendan, según cultivos, son las siguientes:

INVIERNO:

Frutales de pepita: Al hinchar las yemas, pulverizar con 20 litros de polisulfuro y 80 litros de agua.

Frutales de hueso: Al hinchar las yemas, 15 litros de polisulfuro y 85 de agua.

Viña: Al hinchar las yemas, 10 litros de polisulfuro y 90 de agua.

Olivo: 10 litros de polisulfuro y 90 de agua en cualquier época.

VERANO:

Frutales, viña y hortalizas: Del 3 al 5 % (3 a 5 litros de polisulfuro por 100 litros de agua). La dosis menor se usará en días calurosos.

En rosal, contra oidio y pulgones, se puede aumentar la dosis hasta el 10%. Se recomienda hacer una prueba por si acaso se trata de alguna variedad de rosal sensible.

TRATAMIENTO DE TRONCOS EN FRUTALES:

            Actúa como repelente contra barrenillos y otras plagas. Se puede pulverizar en estado puro sobre troncos y ramas gruesas en cualquier época.

OBSERVACIONES:

El producto puro puede ser peligroso en contacto con ojos y mucosas. Se recomienda prepararlo al aire libre  y con viento en calma.

Durante su preparación se evitará respirar en lo posible sus vapores por su desagradable olor, siendo recomendable el uso de gafas y guantes. No usar calderas de cobre en su preparación, pues el producto ataca este metal. El pulverizador debe enjuagarse bien después del tratamiento para evitar residuos que puedan alterar productos que usemos posteriormente.

No debe mezclarse con otros productos pesticidas ni añadir mojantes. Entre el tratamiento con polisulfuros y aceites dejar al menos un intervalo de un mes, o de unos 20 días si se producen lluvias importantes.

No tiene plazo de seguridad. Los productos tratados se pueden consumir inmediatamente previo lavado.

Su eficacia se mantiene durante años si se conserva al abrigo de la luz y el envase cierra perfectamente.

La fórmula señalada para 100 litros es indicativa. Naturalmente se puede reducir respetando las proporciones, por ejemplo, para 50 litros de polisulfuro solo serían necesarios 10 kilos de azufre y 5 de cal viva, pero dado lo engorroso de su preparación es preferible hacer grandes cantidades y almacenarlo para futuras campañas.