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o4-09-2014

El verano está pasando entre tiritera y tiritera. El hielo que cae por nuestras cabezas nos amansa la conciencia pero nos está dejando congeladas las ideas. La ciencia de este país se desangra, los laboratorios se llenan de telarañas, pero nosotros hemos encontrado la fórmula de fierabrás para afrontar la investigación de una enfermedad, la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), cuya crueldad solo es comparable con la de quienes con una mano participan festivos del reto del hielo y con la otra aprueban o apoyan sistemáticos recortes que impiden que un proyecto no dependa de la suma impúdica de los cubos de hielo y de la generosa limosna de sus protagonistas.

Mientras todo eso pasa, mientras no hay personajepersonajillo, cargo o carguillo, artista, deportista… que se precie que no haya caído en sus garras; mientras el grotesco y (se supone) bien intencionado espectáculo ha acabado por convertirse en fenómeno veraniego y atraparnos, alegres y confiados, como esos juegos piramidales infernales de dudoso origen y dudosa finalidad atrapan a la gente bien pensante, sucede que el problema de fondo, la investigación científica de este país, sigue tiritando de frío.

El brutal recorte de 2012 (25%) acumulado al que se venía arrastrando desde 2009 (40%) llevó a la revista Science a pronosticar una glaciación en la investigación española y una emigración sin precedentes. Sus pronósticos se han ido cumpliendo milimétricamente y como prueba un botón: para este año la Oferta Pública de Empleo para 2014 solo contempla la creación de solo ¡¡35!! puestos de científico(a) en todos los organismos de la administración dedicados a la investigación científica.

Debe suceder que lo de ahora, los cubos de hielo sobre nuestras cabezas, son los primeros síntomas serios de todo aquello. Nada preocupante. Al fin y al cabo ahí tenemos esas imágenes para refrescarnos la memoria y apaciguar nuestra mala conciencia. Hasta, claro, que en unas de esas se nos acabe helando el corazón. En twitter @plopez58