Ramón Mampel, secretario general, dice que hemos pasado “del Agua para todos a nuestra agua para todos”

REDACCIÓN

27-03-2014

LA UNIÓ de Llauradors denuncia que el Plan Hidrológico de la Demarcación del Júcar, que ayer recibió el informe favorable del Consejo Nacional del Agua, condena a los regantes de la Comunitat Valenciana a tener menos agua en beneficio de Castilla-La Mancha.

Ramón Mampel, secretario general de LA UNIÓ, expresa de forma muy gráfica la situación actual porque “se ha pasado del Agua para todos a Nuestra agua para todos, que es al final lo que se ha conseguido en este nuevo Plan del Xúquer”.

Tanto el Gobierno central como la Generalitat con su apoyo al Plan del Júcar dan la espalda a los regantes valencianos (de las dos provincias) y se posicionan a favor de los castellano-manchegos. En el primer caso es lógico por la fuerza de Mª Dolores de Cospedal, presidenta de Castilla-La Mancha y secretaria general del PP, pero en el segundo es injustificable e intolerable y una muestra más de debilidad de nuestro ejecutivo autonómico. Tampoco es entendible la abstención de los regantes valencianos de la USUJ tanto en el Consejo Territorial como en el Nacional pues no han defendido a los usuarios a sabiendas de que les perjudica.

El Plan Hidrológico consolida los regadíos de la Mancha Oriental (Cuenca y Albacete) que no están cuantificados ni controlados, consolida explotaciones alegales de pozos y abre la posibilidad de ampliar nuevos regadíos al pasar de una dotación de 65 a 100 Hm3 para comercializar productos agrarios una agricultura con escasa rentabilidad y muy subvencionada.

Esta circunstancia provocará que se limite el agua a la Ribera en el presente y le deje sin alternativas de cultivo en el futuro; porque ni siquiera le mantiene lo que actualmente hay. Pero es que además implica también que haya menos agua para trasvasar al Vinalopó, por lo que los regantes de esta comarca alicantina se verán afectados negativamente por este plan de demarcación. Según LA UNIÓ el Júcar cada vez tiene menos agua y con el nuevo plan y el período de sequía en el que hemos vuelto a entrar se limitan todavía más las aportaciones.

La prueba de todo lo anterior son los problemas de los últimos años en el cultivo del arroz derivados de la falta de agua en la Acequia Real del Júcar, lo que ha provocado pérdidas económicas y consecuencias medioambientales al no poder incorporar la paja en el terreno. Esto agrava aún más las dificultades hídricas del parque natural de la Albufera.

La modernización del regadío en la Ribera, que ya debía estar acabada hace muchos años pero la desidia de la Generalitat lo ha impedido, no va a ser la panacea tal y como se no quiere vender porque no va a generar excedentes en una cuenca deficitaria. El posible ahorro se necesita, sobre todo en las partes más bajas de la Ribera y en una época de tantos recortes económicos como la actual en las arcas públicas autonómicas, habrá que ver de donde salen los fondos.