Gustavo Manuel de Arístegui y San Román,Gustavo de Aristeguipara los amigos, apuntaba alto en el nuevo PP que debía acometer la transición tras el aznarato. Eso era a comienzos del dos mil, cuando fue diputado a Cortes entre 2000 y 2011. Por aquellos años presumía de motero, de moderno y parecía sobradamente preparado para la tarea por venir gracias a un amplio currículo académico y laboral que no dejó de crecer con premios y reconocimientos por aquellos años.
Contaba de Aristegui con esa dosis justa de juventud y audacia y tenía esa apariencia un pelín deslenguada tan necesaria por entonces y ahora que le llevó a impartir doctrina regeneracionista por las tertulias de medio país, donde prodigaba esa imagen de chico bueno, guapo y dispuesto a modernizar el partido de la derecha desde dentro de la derecha. Ahora, a raíz de lo publicado, sabemos que muy posiblemente lo único que modernizó fue su cuenta corriente, que era no solo lo que más le preocupaba, sino, y sobre todo, lo que más le ocupaba.
Vemos así otra vez, con decepción y no sin asombro, como para de Arístegui todo aquello no era posiblemente más que pura fachada. Que su interés estaba en otro sitio y en otro lugar al de la Carrera de San Jerónimo que le pagaba el sueldo. Que lo importante era que el cuentakilómetros de su motocicleta alta cilindrada fuese paralelo al engrosamiento de su cuenta corriente aprovechando su cargo como parlamentario y su intermediación internacional como conseguidor y comisionista de obra pública extranjera para empresas españolas. Eso sí, que quede claro, todo legal, según declaraciones hoy del afectado. Él, Aristegui, no quiso esperar a las puertas giratorias, porque él es, ha debido ser, una puerta giratoria andante. Y lo bueno, o lo malo, bueno para él y malo para nosotros, es que el suyo no es caso ni único ni aislado en el PP, sobre todo en el PP, que parece en este asunto moneda de uso corriente que ya ni extrañeza causa.
Ahora, tras fracasar en la regeneración del PP, anda de embajador en India, donde fue confinado una vez que cayó en desgracia entre las élites rajoynianas de su partido y la regeneración está en manos de otros jóvenes cachorros que, como antes él, hacen bolos por tertuliastipo Intereconomía y AtresMedia. Solo cabe esperar ya que su trabajo de ahora allí, en India, no sea el intentar regenerar el inmenso país asiático. Eso sería ya demasiado. Incluso para Gustavo de Aristegui, el chico de la moto. En twitter @plopez58