NUESTROS POETAS Y ESCRITORES

“AUSENCIA”

Rafael Moñino Pérez

Foto E.D.G. Una morera en otoño

LUNES 28-11-2022

La huella está sin tu mano

y no hay calor en tu asiento,

y aunque tu presencia siento

mis caricias son en vano.

Lo sagrado y lo profano

uno junto al otro yacen,

y de consuno renacen

el absurdo que presume

ver tu halo con perfume

y tu espejo sin imagen.

El silencio de tu risa,

de tus besos la carencia,

y de tus manos la ausencia

arrullándome sumisa.

De tu pelo, la divisa

de la roja flor prendida,

su corola desvaída

y pétalos decadentes,

como toda tú, silentes,

no dejan cerrar la herida.

Para ver tu tocador

por las mañanas me asomo,

y en mi alma siento el plomo

de no verte en su interior.

El estuche guardador

de la seda de tu pelo,

lo contemplo con anhelo,

con desusada fijeza,

recordando tu belleza

encelado en el señuelo.

Del batir de tus tacones

al mutismo de tus pasos,

de amaneceres a ocasos

me debato en obsesiones.

No desperdicio ocasiones,

inmerso en esta manía,

de buscar tu compañía

-sabiendo que eres ausente-

pensando que estás presente

para aliviar mi agonía.

Mis pinceles no reflejan

La esencia de tu figura;

solo en mi mente perdura

lo que sus trazos no dejan.

Pese a mi esfuerzo, no cejan

en negarte mis colores

mostrando los sinsabores

de tu imagen blanca y muerta,

cerrándole así la puerta

al cuadro de mis amores.

Tu jardín está desierto;

sus flores se marchitaron;

mis cuidados lo intentaron,

pero permanece muerto.

Lo mismo sucede al huerto

donde feliz recogías

los frutos que me ofrecías

con tu mano de azucena.

Hoy solo alivia mi pena

recordar aquellos días.

El cabezal de tu cama

de tus alientos evoca,

y la señal de tu boca

la de la mía reclama

enfebrecido en la llama

de tu recuerdo sublime;

ensoñación que redime

acibarados dolores,

que deseo precursores

de que mi vida termine.

Consumido en tu memoria,

del diapasón de la vida

la nota de mi partida

ya resuena perentoria.

En el coro de la gloria

gozaré con el semblante

de tu espíritu radiante

si me fuera permitido,

soñando ser convertido

en tu eterno acompañante.