COMUNICADO PLATAFORMA DE REGANTES Y CIUDADAN@S DE LA CUENCA DEL SEGURA “SEGURA TRANSPARENTE

Los portavoces de colectivos de las tres vegas y la cabecera de la cuenca del Segura se dirigen a la Ministra por escrito para pedirle que respete los derechos de los riegos originales del Segura y sus afluentes y ponga coto a los regadíos ilegales

Igualmente se pide pedimos respeto del caudal ecológico del río hasta su desembocadura y controlar la contaminación de sus aguas.

TEXTO E.DE GEA

JUEVES 22-03-2018
Esta mañana, representantes de las cuatro grandes zonas de riegos originales del Segura, han  registrado en la Delegación del Gobierno en Murcia un escrito dirigido a la Ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno de España, Isabel García Tejerina, para pedirle una entrevista y manifestar el descontento que se vive entre muchos agricultores, ciudadanos y ciudadanas, porque mientras falta agua en el río y de forma generalizada en la mayoría de las explotaciones agrícolas de toda la cuenca, grandes empresas siguen creando nuevas fincas de explotación intensiva y acaparando recursos hídricos de forma opaca.

Mayor control de la legalidad. Auditoría de los nuevos regadíos ilegales.
La Plataforma Segura Transparente denuncia que, mientras la falta de agua está asfixiando a la mayor parte de los agricultores de las vegas y gran número de los regantes del Trasvase Tajo-Segura que están dentro de los perímetros  de riego autorizados desde hace décadas, en la cuenca se ha instalado una práctica de “ley de la selva”, en la que las grandes explotaciones industriales están poniendo en marcha nuevas fincas que transforman en regadío y que compiten de forma desleal por los recursos subterráneos y superficiales ante la pasividad de las autoridades. La actuación de la Confederación Hidrográfica es laxa y permisiva con estas grandes empresas, mientras se emplea con dureza contra agricultores medianos y pequeños y niega soluciones vitales para comarcas enteras. Esta situación puede hacer colapsar a amplias zonas de regadío social, donde explotaciones familiares están abandonando la actividad agrícola. Al mismo tiempo, resulta sorprendente que no existan datos, informes o estudios oficiales sobre la transformación de secano a regadío en la Cuenca del Segura. Por eso, entre las demandas a la ministra, está la realización de una Auditoría sobre las nuevas superficies de riego surgidas de
forma irregular desde 1986, así como de las demandas generadas, la consiguiente procedencia de los recursos empleados, los destinos finales y los impactos ambientales provocados.

Control público y transparencia en la gestión
Otra de las reivindicaciones es que el Ministerio que dirige no se deje presionar por los lobbys que proponen resolver los problemas hídricos con la liberalización de las concesiones y la entrada de capital privado en la gestión de las aguas de riego. Alertamos de que grandes grupos de inversión están ya planificando su entrada en un nuevo negocio que acabará encareciendo la actividad de la mayoría del tejido agrario levantino y supondrá un duro golpe al carácter social de la inmensa mayoría de las explotaciones agrícolas. Pedimos que el Ministerio refuerce sus medios de control, actúe con transparencia ante la ciudadanía, y mantenga el control público de las nuevas fábricas de agua desalada, que debe usarse para solucionar déficits de las zonas con derechos consolidados.

Mantener huertas y estado ecológico en los ríos.

Hemos pedido a la ministra que en su política cumpla con la obligación de restaurar el estado ecológico del río, permitiendo la circulación de su curso entre el Azud de Ojós y su desembocadura en Guardamar del Segura. El mantenimiento de un estado ecológico con calidad de agua acorde a la Directiva Marco del Agua en todas sus comarcas requiere un mayor control de la contaminación, por lo que se pide a la Ministra que se hagan públicos análisis completos de las aguas y abra una investigación sobre la influencia en la salud pública, sobre todo en el tramo medio y bajo, en cuyos municipios ribereños viven más de un millón de personas que son vulnerables ante el riesgo de enfermedades, así como los consumidores de Europa a quienes se exportan los productos regados por nuestro río.