REVENTAMIENTOS, NO INMOLACIONES

Rafael Moñino Pérez

Fotos. Rafael Moñino Pérez

JUEVES  24-03-2016

 Hay actualmente pocas materias que se libren de la corrupción del lenguaje. Hemos pasado, de no tener pelos en la lengua para llamar  las cosas por su nombre, a disfrazar la realidad con vocablos espurios. La lista sería interminable. Pero quiero señalar esta vez solamente un caso por su vuelta a la actualidad. Algunos locutores desnortados, y un diputado más desnortado todavía por sugerir encima que quienes se revientan de un bombazo sujeto a la barriga lo hacen porque les obligamos, están llamando inmolación a lo que han hecho una vez más, esta vez en Bruselas, los terroristas islámicos. La inmolación es otra cosa, es un acto generoso y heroico por una causa noble que algunos seres humanos han adoptado con resignación porque no han tenido más remedio, y siempre exponiendo o sacrificando su vida para bien de otros. Pero lo que los terroristas hacen, aconsejados por un buen lavado de cerebro a cargo de imanes que no tienen ninguna prisa en llegar por este camino al paraíso que predican y mandan a otros en su lugar, es reventarse con explosivos llevándose por delante la vida de seres inocentes a quienes ni siquiera conocen, y para mayor bajeza y deshonra de ellos mismos y de sus inductores, apretando el botón al tiempo que blasfeman gritando la consigna ¡Alá es grande! Sí, claro que Alá (Dios) es grande, tan grande que la extremada miseria intelectual y repulsiva bajeza que muestran inductores y ejecutores no les dejan percibir dicha grandeza. Tampoco, al parecer, la ven los que dicen comprenderles, entenderles, o estar preocupados, sin condenarles. Que Alá (Dios) les perdone a todos.