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El tanatorio de Torrevieja almacena cadáveres en las cocheras por falta de espacio”, dice hoy el titular del periódico La Crónica Independiente.  ¿Cadáveres en las cocheras? ¿Falta de sitio? ¿Torrevieja? ¿Les suena? Piensen, piensen. Seguro que no les es tan ajeno. Donde dice cadáveres pongan enfermos, donde cocheras, coloquen simplemente pasillos, y verán como todo empieza a cuadrar. Es una imagen tan nuestra. Tan entrañable.

Si lo hacen con los vivos, lo de instalarlos en los pasillos de los hospitales, qué les impide permitir que dejen a los muertos tan ricamente esparcidos en las cocheras de los tanatorios, junto a las taquillas de los trabajadores, revueltos con los coches, carne sobrante al fin. Productividad, ahorro, optimización de recursos, creo le llaman a eso.

Uno acaba acostumbrándose a casi todo. Y si eres de esta tierra, de la Comunidad Valenciana, se tiene un plus de experiencia acumulada en años. Dijo Alberto Fabra que cerraba Canal 9 para no tener quecerrar hospitales ni escuelas, pero no habló de los tanatorios. Eso es cierto. Ha seguido, poco a poco y en silencio, cerrando trozos de hospitales, clausurando escuelas, pero tanatorios, no. “Bastante tengo con los vivos para preocuparme también por los muertos”, debe pensar el hombre.

Y es cierto. Si hemos sido capaces de dejar durante años nuestra vida en manos de una pandilla de forajidos a nuestro sueldo, cómo íbamos a reparar en manos de quiénes teníamos encomendadoel tránsito final. Eso nunca lo pensamos. Demasiado ocupados para pensar que también estaban lucrándose con desvergüenza con nuestra muerte. ¿Se acuerdan de Crematorio, de Rafael Chirbes? Él no se lo inventó. Fue de los primeros que lo vieron así de claro. El negocio no solo se puede –y se debe- hacer con los vivos. El mayor de todos, el más silencioso, es el beneficio que se acaba haciendo con los que están o parecen estar muertos. O sea,con nosotros mismos. En twitter @plopez58