El pasado viernes día 20 de noviembre se cumplieron los 40 años de la muerte de uno de los mayores genocidas de la historia de la humanidad: Francisco Franco, “caudillo de España por la gracia de Dios”. Años antes en 1981, La Mondragora, en su canción Adivina,adivinanza así lo definía:
“Mil años tardó en morirse, pero por fin la palmó. Los muertos del cementerio están de Fiesta Mayor. Seguro que está en el Cielo a la derecha de Dios”
Sin embargo la gran piedra que cubre el cuerpo del genocida en el Valle de los Caídos no ha hecho olvidar su criminal existencia. Ahora, misas, homenajes y otros han recordado al protagonista de que España mantenga una récord mundial tras Camboya, “ser el país con mas fosas comunes del planeta”. Las más de 120.ooo personas enterradas en cunetas deben estar asqueados ya que después de cuatro décadas la figura del asesino no solo se ciña a los libros de historia. Placas y monumentos alabando al dictador y a los suyos siguen decorando plazas y calles por todo el país, dañando la dignidad de sus víctimas y familiares. Lo peor de todo es que estos recuerdos macabros los mantengan partidos políticos y políticos indignos y desvergonzados, por no llamarlos de otra manera, que están donde están gracias a la democracia a la que tanto se negó el criminal. Como dice el refrán “dime con quien andas te diré quien eres”. Seguramente tienen añoranza de otros tiempos.
