ROTONDAS PELIGROSAS

El Cojense

DOMINGO 17-06-2018

Las rotondas, en términos generales, y aunque en determinados casos nos parezca que se hayan construido algunas con demasiada alegría, creo que son una buena solución para la fluidez del tráfico rodado frente a la rigidez de los semáforos. Cierto es que obligan constantemente a reducir la velocidad de crucero elegida dentro de la autorizada en la vía, pero contribuyen a disminuir retenciones con muchos motores en marcha a coche parado frente a los semáforos.

            Sin embargo, en el diseño de la floresta que casi siempre las adorna es donde veo los mayores fallos por el peligro que en algunas suponen. Por supuesto, prefiero la vegetación, que contribuye a purificar el aire, a los pedruscos o estatuas. Pero solo en sus centros, porque fuera de ellos, el matorral, y sobre todo los árboles, perjudican la visibilidad, obligando a veces a casi parar el vehículo para asegurarnos de que no viene nadie por la izquierda. A una rotonda despejada de mediano tamaño se puede acceder y transitarla perfectamente a cuarenta por hora en tercera velocidad, y salir acelerando de ella sin problemas de recuperación del motor; pero si no lo está, nos obliga a minorar la velocidad en el acercamiento hasta tener que cambiar a segunda, y posiblemente haya que frenar bruscamente con el peligro de que el conductor del vehículo que nos siga no lo advierta a tiempo y nos golpee por detrás.

            En las fotos adjuntas se ve claro el problema. En la separación de carriles de acceso a una rotonda se forma un triángulo isósceles irregular cuyo vértice nos apunta y cuya base forma parte de la circunferencia exterior de la misma. En este triángulo no debe haber nada, pues cualquier matorral, por bien podado que esté, dificulta la visión de la rotonda y de los vehículos que circulan por ella, sobre todo los de dos ruedas; y si se trata de árboles o palmeras que no se pueden rebajar con la poda sin afearlos, la visión se reduce a cero y obliga a entrar con mucho cuidado. La vegetación de las orillas molesta menos, aunque tampoco debería estar, y la del centro no molesta nada aunque la formen árboles de gran porte, e incluso es bueno que los haya porque evitan el deslumbramiento de los coches que, en sentido contrario, se acerquen a la rotonda por la parte opuesta.