TEXTO L.C.I.

JUEVES 22-03-2018

Huerta Vega Baja. Foto EDG

LA UNIÓ de Llauradors, ante el Día Mundial del Agua, desea poner el acento en la importancia de este recurso, imprescindible para la producción de alimentos y recuerda que es la Administración Pública quien se encarga de su gestión.

LA UNIÓ pone de relieve la labor que realizan agricultores y ganaderos gestionando este bien público para producir  alimentos y recuerda, por un lado, que es el Gobierno, fundamentalmente a través de las Confederaciones Hidrográficas, quién lo administra y decide las concesiones y los volúmenes de los que pueden disponer los productores, y, por otro, que son los ciudadanos, en su alimentación, los consumidores últimos del recurso.

La organización apunta que, con los datos de la FAO  -Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – una comida de menú del día (ensalada mixta, bistec con patata y yogur de postre) necesita para ponerla sobre la mesa 7.750 litros de agua, lo que representaría un consumo anual de algo más 5,8 millones de litros de agua por ciudadano. En este sentido, el papel de agricultores y ganaderos es hacerlo posible aprovechando de la manera más eficaz, racional y sostenible este recurso.

Igualmente, LA UNIÓ recuerda que la escasez de precipitaciones, que es la tónica general en buena parte de nuestra geografía, ha hecho necesario regar una parte importante de la superficie total de cultivos y que esta superficie aporta un buen porcentaje de la producción final agraria, generando cinco veces más empleo cada hectárea de regadío que una de secano.

La organización rechaza de plano la criminalización que desde algunos ámbitos se hace del sector agrario con acusaciones generalizadas e infundadas de despilfarro de agua. Posicionándose de forma clara a favor de la implantación de sistemas eficientes de riego y por una gestión responsable y sostenible del recurso, LA UNIÓ recuerda que los agricultores vienen haciendo en los últimos años cuantiosas inversiones en sus explotaciones gracias a las cuales la superficie regada aplica sistemas localizados, con el menor uso posible del recurso.

Igualmente, la organización subraya la relevancia de la presencia de la agricultura en las zonas áridas y semiáridas del país, reduciendo la pérdida de suelo y la erosión y frenando el avance de la desertización.  De la misma manera, apunta la aportación que realiza en la lucha para mitigar el cambio climático, que puede aún ser más notable, si se adoptan las medidas adecuadas, gracias al secuestro de carbono que se deriva de la producción agraria.

“Creemos que los cultivos propios del Mediterráneo son muy importantes para el medio ambiente y la biodiversidad, pero también para la economía, de las zonas rurales y las urbanas, porque no olvidemos la gran importancia que tiene el sector agroalimentario y el turismo, que valora nuestro paisaje y gastronomía” añade LA UNIÓ.

Por último, la organización insta a que en las posiciones políticas sobre el agua que están surgiendo a iniciativa del Gobierno o de otras formaciones políticas, se tengan en consideración las cuestiones apuntadas y que no se caiga en la tentación de considerar prescindible la agricultura de regadío así como pide que su gestión ni se privatice y mercantilice sino que mejore su gestión pública para que los agricultores y ganaderos pueden seguir produciendo alimentos y generando empleos.