CETA: un gran retroceso para nuestros derechos ambientales, sociales y laborales
CETA: un gran retroceso para nuestros derechos ambientales, sociales y laborales
La campaña No al TTIP, CETA y TiSA lamenta que ayer se ratificara en el Parlamento Europeo el CETA (Comprehensive Economic and Trade Agreement), el acuerdo comercial firmado por Canadá y la UE el pasado 30 de octubre. Lo han refrendado los votos de conservadores, socialdemócratas y liberales y han votado en contra la Izquierda Unitaria, los Verdes y algunos socialdemócratas. En total 408 votos a favor, 254 en contra y 33 abstenciones.
“Cuando todos los demás argumentos fracasan, lo único que les ha quedado decir es que existen valores compartidos con Canadá o que lo contrario a un acuerdo como el CETA sería apoyar a Trump – pero las personas nos hemos vuelto mucho más inteligentes en lo que se refiere al comercio y es una vergüenza reducir el debate a argumentos tan simplista” denuncian miembros de la campaña No al TTIP.
Los defensores del CETA – incluyendo el Partido Popular, Ciudadanos y el Partido Socialista – han seguido presentándolo hasta el último momento como un gran acuerdo que mejorará el intercambio de bienes y servicios entre partes, creando riqueza y facilitando la creación de empleo – a pesar de que la comisión parlamentaria de Empleo y Asuntos Sociales haya aprobado una opinión en contra del CETA.
“Aquellos que han votado a favor del CETA cargan una gran responsabilidad histórica a sus espaldas – tenemos que parar la concentración del poder industrial y financiero” recuerda el vicepresidente del grupo europeo de la Izquierda Unitaria Patrick Le Hyaric.
En la votación de hoy lo que se ha dirimido en el Parlamento Europeo es algo más que una votación sobre un acuerdo comercial, se ha votado el modelo socioeconómico que puede imperar en Europa en las próximas décadas, muy en la línea de las políticas de austeridad y recortes que están sufriendo las clases populares desde el inicio de la mal llamada crisis económica.
La campaña No al TTIP recuerda que a pesar del resultado de la votación ninguna lucha está perdida. El acuerdo con Canadá tiene un obligado paso por los parlamentos estatales y algunos regionales, su tramitación puede deparar algunas sorpresas. En ese proceso se encontraría una oportunidad de acabar definitivamente con él, dado que
“Votar por el CETA es comprar gato por liebre” recuerda la eurodiputada socialista belga Marie Arenas quien afirma que
La campaña NoalTTIP que ha impulsado desde hace meses acciones y movilizaciones en contra del CETA se reafirma en su posicionamiento no solo contra este tratado sino también contra otros como el TTIP y el TiSA, manifestando su intención de seguir trabajando – frente al silencio de los grandes medios de comunicación – para informar a la población de los impactos que estos suponen en nuestras vidas cotidianas y sobre nuestros derechos.
Quiénes somos
La campaña estatal #NoalTTIP agrupa a individuos, campañas territoriales, organizaciones sociales, ecologistas, sindicales y políticas de todo el estado español, que colaboran para detener la aprobación del Tratado de Comercio e Inversiones entre la UE y EE UU, conocido como TTIP por sus siglas en inglés de Transatlantic Trade and Investment Partnership, que se lleva negociando de espaldas a la ciudadanía desde 2013.
El TTIP forma parte de una serie de tratados de libre comercio que asimismo socavan muy gravemente la soberanía de los pueblos en prácticamente todas sus facetas, como la democrática, alimentaria, energética, o medioambiental. Por tanto, la campaña estatal #NoalTTIP actúa también para detener estos tratados, como el Acuerdo Integral Económico y de Comercio entre la UE y Canadá, conocido como CETA por sus siglas en inglés de Comprehensive Economic and Trade Agreement, y el Acuerdo sobre Comercio de Servicios entre la UE, EEUU y otros 20 países, conocido como TISA por sus siglas en inglés de Trade In Services Agreement.
A su vez, la campaña estatal #NoalTTIP forma parte de la campaña europea, junto con organizaciones del resto de países de la UE, y la campaña transatlántica, junto con organizaciones de EEUU y Canadá, que comparten el mismo objetivo.