-En marzo de 2015 la Citrus Growers Association of Southern Africa cuestionó los métodos y cualificación de la ‘Fito’ española y decidió suspender las entradas por los puertos españoles para evitar su control

-En cada uno de los últimos once años Sudáfrica ha repetido como primer o segundo país con más rechazos por plagas

TEXTO L.C.I.

VIERNES 04-11-2016

 LA UNIÓ de Llauradors reclama a la gran distribución que especifique claramente el ori­gen de los cítricos importados en sus establecimientos y recomienda que demuestre su compromiso con la producción local y con los consumidores aclarando, además, que la prescriptiva ins­pec­­ción fi­to­sanitaria se ha realizado con todas las garantías en puertos españoles. Tal información aportaría valor añadido frente a los consumidores tanto a las cadenas como a los operadores que acreditasen la seguridad fitosanitaria de sus envíos, lo que serviría también para dar respuesta a la decisión formal de la Citrus Growers Association of Southern Africa (CGA)-la agrupación que integra a productores y exportadores sudafricanos- de cues­tionar los métodos de la inspección fitosanitaria española (MAGRAMA) y de desviar por ello sus exportaciones hacia España a puer­tos con controles que se sabe más laxos, como los de Setúbal (Portugal) o Rotterdam (Holanda).

Efectivamente, y según ha podido comprobar documentalmente LA UNIÓ, en marzo de 2015 la CGA decidió unilateralmente “suspender” los cargamentos expedidos hacia los puertos españoles. La medida se basó en que el patógeno de cuarentena conocido como ‘mancha negra’ era una “enfermedad cosmética” que, según su propio panel de expertos, “no puede ser transmitida a través de los frutos” ni adaptarse al clima mediterráneo. Motivos por los que, en un encuentro asambleario realizado en Limpopo (Sudáfrica), se decidió evitar las inspecciones realizadas por el Ministerio de Agricultura español en los recintos por­tua­rios y cuestionar abiertamente los métodos y la cualificación de sus inspectores oficiales. Estrategia que, como lo demuestran las escasamente 96 toneladas importadas por España en lo que llevamos de año, se ha mantenido en la práctica en 2016 y que amenaza con consolidarse en próximas campañas.

La realidad, sin embargo, es mucho más tozuda y hasta en dos ocasiones sendos informes de la European European Food Safety Authority (EFSA), emitidos en primera instancia en 2014 y más recientemente en 2016 -para el que se consultó a expertos del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, IVIA- han acreditado que sí que existe un riesgo real y viable de que tal enfermedad, que daña los frutos más allá de lo “cosmético” hasta hacer imposible su comercialización, sea transmitida a través de sus naranjas o man­da­ri­nas y pueda aclimatarse a zonas productoras como la valenciana. Es más, en el informe de una ins­pec­ción de la Comisión Europea realizada a Sudáfrica en febrero de 2015 se negó que los controles apli­ca­dos en origen sean lo suficientemente consistentes como para garantizar que los cítricos exportados a la UE están libres de citricarpa  Phyllosticta (mancha negra) y otros organismos nocivos de interés, entre ellos Thaumatotibia leucotreta.

El fuerte crecimiento del valor económico y el volumen de las importaciones de cítricos de terceros países hacia la Unión Europea durante los últimos años requiere pues de una información clara y detallada para el consumidor. La amenaza es real: Durante 2015 se detectaron en la Unión Europea 45 envíos de cítricos procedentes de Sudáfrica con presencia de agentes nocivos y, como lo demuestra el gráfico adjunto, ba­sado en datos oficiales de Europhyt, durante los últimos once años Sudáfrica ha liderado los rechazos en puertos europeos por motivos fitosanitarios en seis ocasiones y cuando no lo ha hecho ha sido el segundo país con mayores interceptaciones.

En este sentido, cabe señalar que Sudáfrica rehúye que sus envíos a la UE entren por puertos españoles desde que en noviembre de 2013 la CE decidió cerrar temporalmente y de forma testimonial (ya había acabado casi su campaña) la importación de sus cítricos. Los puertos de Ho­landa y Reino Unido aca­pa­ran ya, de hecho, el 75% de las importaciones de cítricos de terceros países a Europa y hasta Portugal co­mienza a entrar con fuerza en la clasificación de puertos receptores de agrios. Buscan pues aquellos puertos donde los controles sean mucho más laxos y la presión inspectora sea menor. Pero tal co­sa no significa, y de ahí el evidente riesgo fitosanitario, que se comercialicen menos cítricos sudafricanos en nues­­tro país.

Por este motivo, dada la amenaza y la evidente alarma social generada, LA UNIÓ solicita a las cadenas de supermercados e hipermercados que aclaren de forma inequívoca en el etiquetado la procedencia y reclama que, además, se especifique por dónde se ha realizado la inspección obligatoria.

Entre las cuestiones que esta organización ha reclamado sobre el acuerdo comercial de la UE con Su­dáfrica se encuentra, precisamente, la de potenciar los puertos españoles para realizar actividades de ins­pección de cítricos. “Si Argentina o Uruguay introducen sus cítricos por los puertos españoles, no se entiende que Sudá­frica los desvíe por otros, a no ser que la vigilancia e inspección no se tome con el mismo interés”, señala LA UNIÓ.