La memoria oral y los textos históricos se complementan. El caso de la barca sobre el río Segura de Formentera del Segura es un ejemplo de ello. Un oficio concreto cuyos referentes escritos son escasos y el relato oral más frecuente. La BVPH facilita un documento al respecto datado el 13 de mayo de 1899. En esas fechas, el “Semanario Católico, revista religiosa ,científica y literaria” hacia un mención escrita sobre la barca del Lilo de Formentera que comunicaba los vecinos de este municipio con los de Benijófar salvando el cauce del río Segura. Con motivo de recorrido por varios municipios de la Vega Baja del entonces obispo de la Diócesis Juan Maura y Gelabert, el medio de comunicación citado relataba que la visita pastoral de los pueblos comarcanos se inicio desde Torrevieja. Tras pasar por Rojales,el Obispo se desplazó a Benijofar y Formentera. La crónica señalaba que, “solo diré como variante que como el río divide dichos pueblos y el Sr. Obispo, hubo que pasar la barca que hay para el transito o comunicación de los mismos, pues bien ,con este motivo, la barca se adornó lo mejor que se pudo , y era digno de ver a una y otra parte de la mota el espectáculo que se ofrecía a la vista por demás pintoresco y enternecedor”.
El relato continuaba describiendo el recibimiento de los vecinos de Formentera a la autoridad eclesiástica. El documento escrito es uno de los pocos que existen sobre la barca fluvial de Formentera del Segura y deja constancia de la existencia de la misma a finales del siglo XIX. La carencia de escritos se ve en este caso completada de manera notable con los testimonios orales. José Filiu Fernández, nacido en 1927, y conocido como el Tio Lilo, fue el último barquero de este municipio. Hace unos años fue entrevistado ( por el autor de este artículo) donde explicaba que su bisabuelo ya fue barquero. Este dato oral remontaría la existencia de la citada barca fluvial hasta el siglo XVIII. La embarcación era movida por la fuerza humana. El mecanismo era un cable de acero, apoyado con en sendos palos de manera, a ambos lados de la orilla del Segura. Un río, hasta hace pocas décadas, carecía de muros y su anchura era de unos 40 metros según relató El Lilo. Bien entrados los años 60 la barca dejo de funciona