Una vez más la agricultura mediterránea es moneda de cambio en cuestiones políticas para la Unión Europea

REDACCIÓN

SÁBADO 05-03-2016

 LA UNIÓ se muestra contraria a la propuesta de reglamento de la Unión Europea que permitiría un contingente adicional de importación libre de aranceles por 70.000 toneladas de aceite de oliva procedentes de Túnez en 2016 y 2017 como mecanismo para ayudar a la economía tunecina.

La mayor parte de la producción tunecina se destina ya a la UE por lo que esta nueva entrada libre de aranceles no haría más que mermar la comercialización del aceite de oliva procedente del Estado español con el consiguiente abaratamiento de los precios para nuestros productores.

La organización cuestiona además la idoneidad de esta medida dado que la mayor importación de aceite de oliva tunecino libre de impuestos hacia Europa no representará siquiera el 3% del total de sus exportaciones y por ello no necesariamente repercutirá directamente en una mejora de la situación de la población rural en ese país, sino en grandes empresas.

En este sentido LA UNIÓ recuerda, como ejemplo, que el récord de exportaciones agroalimentarias españolas en algunos sectores, no está redundado, actualmente, en mayores beneficios para los productores agrarios del estado, puesto que dichos beneficios se quedan, en su mayor, parte en manos de grandes operadores intermedios y firmas de import/export, y que en el caso tunecino no se tienen garantías de que no suceda lo mismo.

“Es lo mismo que está pasando con el vino español” -afirman desde LA UNIÓ- pues se han exportado grandes volúmenes a granel a China y otros países, pero al final, si se va más allá, se sabe que se han enriquecido cuatro o cinco empresas mientras que los agricultores cobran la uva peor que nunca, vendiendo a precios cada vez más bajos”, señalan.

Asimismo, LA UNIÓ resalta las carencias de mecanismos reales para poder cuantificar y controlar de forma efectiva las toneladas que entran libres de aranceles, recordando lo sucedido en el pasado reciente con el tomate procedente de Marruecos, -donde las cantidades finalmente importadas fueron muy superiores a las autorizadas- e insta a los grupos de decisión que, antes de poner en marcha estas medidas, resuelvan como mínimo ese problema, para evitar efectos negativos a los productores.

En este sentido, LA UNIÓ y el resto de organizaciones de la Unión de Uniones, han remitido una carta a los parlamentarios europeos trasladando las inquietudes de los olivicultores a los que representa así como poniendo de manifiesto la necesidad de revisar con profundidad la realidad socioeconómica de Túnez y las distintas fórmulas posibles de solidaridad con su situación. La organización se pregunta porqué no son solidarios todos los europeos y pone en duda que deban ser “solidarios” únicamente los olivicultores del sur de Europa que tienen unas economías muy precarias y que están en regiones con alto nivel de desempleo y en una situación de grave crisis económica. “La agricultura mediterránea es una vez más moneda de cambio para las autoridades europeas en las negociaciones políticas y siempre pagamos los mismos”, señala LA UNIÓ.