MERECE LA PENA EL PEAJE
(elegía)
Antonio Martínez Charcos
Formentera del Segura 07-02-2016
Es el amor lo mismo
que un guijarro
al que el agua moldea
a su capricho
y al que va poco a poco
desgastando
al igual que un herrero
y su martillo,
que hunde con la fuerza
de su brazo
sin ganas de dañar,
mas, decidido.
¿Lo golpea?……sí….
mas, con un tacto,
al tiempo, machacón
y asustadizo,
y es tan dulce el golpeo
de su canto,
que le da de continuo
el fresco líquido,
que ahí radica el secreto
de su abrazo
que llega hasta a alcanzar
tan fino brillo.
¿Lo desgasta?…..sí…..
lo va limando…
con un eterno besuqueo
y obsesivo,
pues gusta en aceptar
su acompasado
y dulce rechinar
de su martirio.
¿Lo erosiona?…..sí….
mas, con encanto,
con un tono dulzón
verde amarillo,
pues se expone al astro rey
de ardientes rayos,
que le mantiene calmo
y en su sitio.
Y es en esa experiencia
de los años,
después de tanto roce,
de continuo,
que logra esa fusión
por el contacto
y alcanza la quietud
del complacido.
¿Quién dijo que el Amor
aburre tanto…….?
¿Quién dijo que es difícil
compartirlo……..?
¿Quién dijo que se pierde
por usarlo………..?
¿Quién dijo que se cansa
al repetirlo……..?
¿Acaso no da vueltas
el guijarro,
y cambia diez mil veces
de su sitio…….?
Mas, siempre permanece
bajo el manto
del agua fresca y limpia
de su río
pues sabe que al final ,
en un remanso,
tendrá ese gran sosiego
merecido.
Es sólo con el paso
de los años
y la entrega total
sin beneficio,
que se alcanza un amor
profundo y alto
cuando se acepta amar
sin compromisos.
Por eso es porque triunfan
los guijarros,
porque se dejan pulir
tras muchos siglos.
Se brindan muy gustosos
al contacto
recíprocos a un tiempo:
piedra y río;
y a cambio, así reciben
por su pacto:
aporte mineral
y fuerza y brillo
y logran una unión,
sin sobresaltos,
que yo sueño alcanzar
con el cariño.