Están afectadas más de 8.000 hectáreas con unos 4 millones de euros de pérdidas directas para los agricultores
20 de junio de 2014.
LA UNIÓ de Llauradors señala que la cosecha de uva para la próxima campaña en la provincia de Alicante tendrá un importante descenso que ya se estima en un 50% sobre la anterior debido a los efectos de la sequía en el conjunto de las zonas productoras, mientras que en algunas zonas de secano rozan el 100%.
La sequía ha conllevado una clara y deficiente brotación de las viñas que tendrá repercusión tanto en la cantidad como en la calidad de la uva. Están afectadas más de 8.000 hectáreas en la provincia de Alicante, sobre un total de 40.000 en el conjunto de la Comunitat Valenciana.
La situación es ya irreversible aunque lloviera en las próximas semanas por lo que se refiere a la producción y sólo se salvarían las cepas con la anhelada lluvia. No obstante, cada vez hay más superficie de viña donde se observa de forma muy visible la afección grave que la sequía ha causado en la plantación y que tendrá como consecuencia la necesidad de arranque y replantación, lo que supondrá un quebranto económico para este año y también potencial para las próximas campañas hasta que nuevamente se entre en producción.
LA UNIÓ de Llauradors cree que es urgente que el Gobierno central publique ya el Decreto para compensar las importantes pérdidas que padecen los agricultores y ganaderos valencianos por la sequía para que la Generalitat adapte su normativa autonómica al respecto. Aparte de esas posibles ayudas o exenciones fiscales que incluya el Decreto los productores de vino reclaman sobre todo aumentar la dotación de riego de socorro para la viña que actualmente está en 450 metros cúbicos por hectárea y año hasta los 1.200 con objeto de suplir el actual déficit hídrico, así como que las viñas que hayan estado incluidas en un plan de reestructuración durante los últimos diez años se puedan volver a plantar dentro del mismo en el caso de que se deban arrancar.
Según Juan Pastor, responsable del vino de LA UNIÓ en Alicante, el dinero invertido por los viticultores alicantinos en agua y electricidad es muy superior ya a lo invertido otros años por estas fechas.
En zonas como el Vinalopó, la Marina Alta o l’Alcoià “se ve día a día como nuestros cultivos no se desarrollan, se ralentizan y no tienen fuerza para fructificar. Esto puede desembocar en una cosecha desastrosa y en algunos campos la uva no conseguirá madurar lo necesario y muchas plantas morirán”, apunta Pastor. “Estamos viendo cómo en junio hay cepas que tienen menos de 10 cm de sarmiento, por lo que a principio de julio estas viñas probablemente estén secas”, indica.
Se trata de una sequía “sin precedentes, según explican los más mayores” y a todo ello “tenemos que sumarle que el calor ha llegado con fuerza y nos quedan por delante otros dos meses cálidos que añaden dramatismo a la situación”. Pero la sequía afecta a otras zonas vitivinícolas, como Castilla-La Mancha, Almería o Murcia y por ello, “aunque queda todavía haya vino en las bodegas, prácticamente no queda de calidades aceptables a muy buenas, por lo que no se puede entender que los precios de la uva no repunten y sigan estancados a pesar de la escasez de producción para la próxima campaña en toda España”, asegura Pastor.
Ante estos datos, Pastor considera que hay que “poner en marcha soluciones urgentes reales, ya que las medidas anunciadas, y no concretadas, son ridículas y no cubren la magnitud del desastre de nuestras explotaciones. Con el dinero que dicen sólo cubriremos pequeñas cosas pero no deben olvidar que somos muchas las familias que gracias al cultivo de viñedos tenemos nuestro medio de vida y, si no se remedia, veremos cómo desaparece”.