TEXTO L.C.I.

ORIHUELA 04-01-2017

Ayer por la tarde, martes 3 de enero de 2016, se reunieron en Orihuela Costa representantes de colectivos, asociaciones vecinales y partidos políticos (entre ellos, la FAOC y las asociaciones vecinales representadas, otras asociaciones de vecinos del interior de Orihuela Costa, CLARO, Podemos y Cambiemos Orihuela) para contrastar la información disponible sobre la situación en la que se encuentra la urbanización de Cala Mosca, y plantear vías de acción para intentar paralizar el proceso.

El proyecto de construcción de más de 1500 viviendas en Cala Mosca -formalmente llamado “Alameda del Mar”- se encuentra en este momento sometido a exposición pública, como última fase del proceso de tramitación del plan. Durante muchos años, la acción decidida de colectivos ecologistas y vecinales y de grupos políticos (que llegaron incluso a intervenir en la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo) ha permitido que el proceso se alargara y que se endurecieran los criterios medioambientales que debía cumplir el diseño del proyecto para ser admitido por las Administraciones. Hoy nos encontramos de nuevo ante la amenaza de que, finalmente y a pesar de todos los esfuerzos, el último kilómetro de playa virgen del término municipal de Orihuela acabe sepultada bajo el cemento.

En este contexto, hubo una gran sintonía entre los asistentes a la reunión, que comparten un mismo objetivo: activar todos los mecanismos posibles para parar el proyecto de forma definitiva. Las motivaciones para hacerlo son muchas y muy variadas. Entre ellas, el valor ecológico del paisaje, que alberga especies protegidas de flora y fauna e incluso una microrreserva de la planta “jarilla cabeza de gato”, la existencia de elementos de valor etnológico como las vías pecuarias ahora sin deslinde, o la incapacidad del territorio de albergar esta gran masa residencial con la escasez estructural de infraestructuras y servicios. Se produjo un gran consenso entre los asistentes de que la construcción de Cala Mosca no sólo implicaría la pérdida de un entorno privilegiado para el disfrute de todos, sino que provocaría aún más desigualdad territorial y contribuiría a profundizar las graves carencias urbanas que ya sufren los vecinos de Orihuela Costa.

Se creó un grupo para trabajar y compartir las alegaciones, tanto al proyecto en sí, como al PATIVEL (Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde del Litoral), un instrumento de protección urbanística que se está tramitando desde la Generalitat Valenciana. La inclusión de Cala Mosca en este plan supramunicipal supondría su protección definitiva. Además de trabajar en la vía formal e interna de presentación de las alegaciones, las asociaciones y partidos políticos coincidieron en la necesidad de convocar movilizaciones vecinales en el plazo de unas semanas, para que la gente pueda expresar su rechazo a un proyecto que colmatará de edificios nuestra línea de costa, redundando en el modelo de construcción masiva que ya se ha demostrado un fracaso desde el punto de vista social, medioambiental y económico.