Sant Miquel dels Reis recupera la memoria de las víctimas de su pasado como prisión política
– El antiguo monasterio de Sant Miquel dels Reis y actual sede de la Biblioteca Valenciana fue una prisión política durante los primeros años del franquismo
– Hoy realiza un acto de homenaje a la víctimas que contará con la presencia de Joan Busquets, uno de los presos que cumplió condena allí
TEXTO L.C.I./E.D.GEA
“Un día más en esta celda de 2×2 que comparto con otras 30 personas, esperando a ver si hoy nos llega alguna cosa que llevarnos a la boca, aunque ya haya sido mordisqueada por el capellán… Y esperando a que llegue la tarde, para poder ver cómo crecen mis hijos a través de la ventana, mientras ellos se preguntan por qué su madre los lleva a pasear siempre al mismo lugar…”.
Esta historia no tiene un único dueño. Ha sido reconstruida utilizando los retales de las historias relatadas por familiares y presos que pasaron por Sant Miquel dels Reis, el monasterio y después cárcel de presos comunes reconvertido en prisión política en tiempos del franquismo. Hoy es se la sede de la Biblioteca Valenciana.
“Lo que falta es información”, explica el historiador Fernando López. “Tenemos relatos que nos han dejado los familiares, algunos presos que han hecho relatos manuscritos o mecanografiados y han venido a veces a dejárnoslos, pero hay mucha más información de gente que no ha escrito esas vivencias que se conservan en las memorias de las familias y se pasan oralmente. Y eso puede ayudar a recopilar esa información. Yo lo que os estoy contando lo he oído a lo largo de 16 años de visitas que hago aquí”.
López, en sus visitas, explica con sumo detalle todo lo que ha sucedido en el interior de los muros de Sant Miquel dels Reis a lo largo de todos sus usos y transformaciones. Su tarea investigadora y divulgadora sitúa a este veterano guía en la persona ajena a aquella realidad que mejor conoce lo que se sufría diariamente en la prisión: “Cano Coloma, alcalde republicano de Valencia, cuenta en sus memorias que estuvo aquí encerrado dos años, y él habla de 6.000 presos en una cárcel proyectada para 200”.
Eran “condiciones muy duras”, continúa Fernando. “Cuentan que aquí había jaulas de palomas, entre los guardias, y un día de viento se cayó la jaula y los presos se comieron las semillas de las palomas por el hambre que pasaban”.
Un relato único
Con el fin de poner nombres y apellidos a todas las personas que pasaron por Sant Miquel dels Reis, la Generalitat ha habilitado el correo electrónico presosensanmiguel@gva.es, una iniciativa que pretende establecer un relato único con las vivencias personales de las víctimas.
“La gente está escribiendo muchísimo”, indica la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga. “Están dándonos los nombres y, sobre todo, nos están transmitiendo la emoción que sienten por que se esté no abriendo una herida, sino limpiándola para que pueda cicatrizar bien”.
“Eso es algo que también nos hacen llegar en el correo: que en muchos casos ni siquiera dentro del seno de la propia familia se ha hablado de esta etapa por temor”, continúa. “Yo creo que este acto sirve para agradecer todo lo que han hecho, pero también para normalizar un pasado que es muy reciente. Entre esa generación y la de nuestros hijos solo hay dos generaciones. Y no podemos consentir que estas generaciones recientes, nuestros hijos, no sepan lo que pasó”.
Un acto para reparar la memoria de las víctimas
Una representante de aquella generación y que puede explicar a las nuevas lo que sucedió es Alejandra Soler, maestra de la República que vivió en el exilio durante los años del franquismo. Su padre pasó todo el tiempo que duró la Segunda Guerra Mundial en Sant Miquel dels Reis y Alejandra no fue consciente de su paradero hasta 20 años después, cuando por fin lograron reencontrarse.
Hoy , tanto Alejandra Soler como el resto de familiares y visitantes podrán rendir por vez primera un homenaje a las víctimas y conocer todo aquello que ocurría a poca distancia del centro de Valencia en un acto que contará con la presencia de Joan Busquets, un preso maqui que cumplió condena allí.
“Ya era hora. Se ha tardado mucho en hacerlo”, explica Soler. “Ha cundido la idea de que nosotros queremos la revancha. Mentira. No queremos la revancha, queremos justicia: la verdad. Eso es lo que manda. No queremos ninguna revancha”.
El acto servirá para agradecer a todas las personas que pagaron con su libertad e incluso con su propia vida la defensa de los valores de la democracia que hoy podemos disfrutar, en gran medida, gracias a ellos.
Una última reparación, esta vez moral, del antiguo monasterio que ha sido un reflejo de la historia a lo largo de los siglos y que hoy sirve de sede a la Biblioteca Valenciana, un centro del saber, el espacio que le corresponde para convertirse, a partir de ahora, en punto de encuentro para honrar a quienes nunca debieron acabar entre rejas.