La sociedad hispano-musulmán ya disfrutaba de este manjar gastronómico durante el periodo histórico de Al Andalus. El arrope es el mosto de higos que se elabora y consume desde tiempos seculares en el sur de la provincia.
Ahora, próximo ya el Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, pueblos, ciudades y caseríos de la Vega Baja se llenan con el grito de “arropee y ca-la-ba-za-teeeeee”. Vendedores ambulantes de este producto sobre todo valencianos, como hicieron sus padres y abuelos, a bordo de motocicletas con recipientes a modo de alforjas, recorren todos los rincones de la Vega Baja. Las mujeres salen de sus casas para conseguir con este rico majar al que se le añade, según la zona calabaza, melón e incluso membrillos de ahí el nombre de calabazate.
Todavía se elaboran en algunas casas, al igual que los
arroperos valencianos este producto de forma totalmente artesanal. En la comarca se consume por Todos Los Santos. En otras zonas como Murcia durante todo el año.
El arrope es el resultado de cocer el mosto de la uva hasta alcanzar una densidad que le va a permitir convertirse en una semiconserva. En la Vega Baja es típico consumir el arrope y calabazate con gachas elaboradas con harina y agua.