La artificial “guerra del agua” sigue sin poner sobre las mesa las “100.000 hectáreas” de riego ilegales en la cuenca del Segura o lo que es lo mismo, cuatro veces la superficie de la huerta de la Vega Baja
TEXTO Y FOTOS E. DE GEA
MARTES 01-09-2015
“Ni enchufándoles de forma directa el Ebro, tienen agua suficiente” dicen muchos

agricultores de la huerta tradicional refiriéndose a determinados sectores de regantes del Acueducto Tajo-Segura. Las relaciones entre el nuevo regadío del trasvase y la huerta tradicional son cordiales pero enfrentadas desde el mismo momento que comenzó a funcionar el Tajo-Segura. Se trata de una guerra perenne entre dos formas de administrar y entender la agricultura. Desde el minuto 1 de la entrada en funcionamiento del trasvase, el regadío tradicional comenzó a tener problemas con el agua, al recibir cada vez menos.
El último episodio de este enfrentamiento secular se produjo hace unos meses cuando los nuevos regadíos intentaron comprar el agua del tradicional apoyándose en el decreto de Sequía de Gobierno Central. Esta situación sí es una guerra del agua, ignorada por muchos porque no interesa. En el azud de Ojos se mezcla toda el agua circulante por el río Segura y desaparece o mejor dicho se desvía hacia los nuevos regadíos. Aquí acaba el río, dicen muchos.
Dentro de este guerra existe otra, la que ocupa páginas y páginas de periódicos y reportajes de televisión y radio. Es la que actualmente está en el candelero al pedir el Gobierno de Castilla-La Mancha, al Ministerio de Agricultura que cesen de manera inmediata los trasvases desde la cabecera del Tajo al Levante. La polémica este servida de nuevo porque a muchos le interesa.
Pero si el caso del enfrentamiento público de nuevos regadíos-huerta tradicional es ignorado y no ocupa el tiempo ni el espacio de los medios de comunicación, todavía menos interesa hablar del robo del agua del río Segura, ni de sus efectos ambientales. Menos aún de las miles de hectáreas roturadas en terrenos del trasvase, extremo negado continuamente por determinadas administraciones.

Nadie pone en cuestión los beneficios económicos que aportan los terrenos del trasvase-Tajo Segura ni lo miles de puestos de trabajo que crean. La huerta tradicional también. Pero no se trata de eso. Se trata de otras cuestiones que determinados sectores económicos y políticos pretenden ignorar y evitar su debate público como es la inmensidad de terrenos que han sido puestos en regadío sin tener dotaciones de agua y que sin embargo riegan.
Un informe de Greenpeace titulado “El negocio del agua en el Segura” califica la cuenca del Segura como “paradigma de la mala gestión del agua (robo de agua, sobreexplotación, …).
Sobre el trasvase Tajo-Segura indica que generó tales expectativas que se crearon casi el doble de regadíos de los que el trasvase podía soportar. “Cuando el agua comenzó a llegar del Tajo, las necesidades de agua de la cuenca se habían multiplicado exponencialmente y la necesidad de agua era mucho mayor que antes del trasvase”. Por ello añade el documento que la demanda de agua eran tan grande frente a los recursos disponibles que se comenzó a decir que la cuenca del Segura tenía un “déficit estructural”, un término propagandístico que confunde a la opinión pública.
ADENA /WWF habla en otro informe de “descontrol en la cuenca del Segura”. Y aporta un dato muy significativo: “Desde el 31 de diciembre de 1986, la Confederación Hidrográfica del Segura no puede otorgar nuevas concesiones de agua”. A pesar de esta prohibición, se estima que en los últimos 20 años se han puesto en regadío cerca de 100.000 nuevas hectáreas o lo que es lo mismo, cuatro veces la superficie de la huerta tradicional de la Vega Baja.

Esta superficie supone un consumo de agua de unos 400 hm3 anuales, que se suman al déficit estructural que sufre la cuenca. El regadío ilegal en algunos casos se asienta sobre espacios protegidos – incluido sobre zonas declaradas como Lugares de Importancia Comunitaria y Zonas de Especial Protección para las Aves – cuyas roturaciones ilegales han sido denunciadas repetidamente por la Guardia Civil, los Agentes Forestales, plataformas ciudadanas y grupos ecologistas.
Ecologistas en Acción de Murcia señala en un documento que el verdadero problema de la Región de Murcia y la cuenca del Segura no es la sequía climática sino crecimiento insostenible del regadío ya que al margen de la mayor o menor abundancia de lluvias, la demanda de agua para riego asciende a más del doble de todos los recursos hídricos disponibles. Esta demanda tan desorbitada, se añade, se debe al continuo incremento de nuevos regadíos ilegales, los cuales se han creado incluso durante los peores años del pasado periodo de sequía.
Explica el colectivo que la superficie ilegal se ha creado y se continúan creando al margen de toda la legislación vigente en materia de aguas y de medio ambiente. De hecho, distintas leyes y decretos estatales desde 1985 hasta ahora han dejando cada vez más claro la imposibilidad de ampliar legalmente el regadío en la Cuenca del Segura, y definitivamente el Plan Hidrológico de la cuenca, aprobado 1998 prohíbe de forma taxativa cualquier creación de nuevos regadíos. A pesar de todo ello, los regadíos ilegales siguen apareciendo por toda la Región de Murcia al mismo ritmo que antes de la aprobación del Plan Hidrológico de cuenca.
