La primera pregunta que quizas deberíamos plantearnos no es si el número de asesores que tiene previsto contratar el tripartito de PSOE, Guanyar y Compromís en el Ayuntamiento de Alicante (27 frente a los 28 del anterior gobierno del PP) son muchos o son pocos, la primera pregunta en este y en todos los casos parecidos que posiblemente deberíamos hacernos es si estos asesores son necesarios y para qué funciones específicas se les contrata.
Si no respondemos adecuadamente a la segunda ecuación vamos a tener dificultades en dar con la respuesta correcta de la primera. Es, más o menos, lo que parece le está pasando al tripartito en Alicante con esto de la polémica de los asesores y los nombres de algunos de ellos. Que renunciando como han renunciado a explicar el fondo de la cuestión -las dos preguntas del principio- han perdido la oportunidad de hacer llegar el mensaje nítido y claro de que ellos, en esta materia, son diferentes a lo que había hasta ahora dando así por perdida la batalla de las formas.
Y es que como todos sabemos los gestos en esta materia, como en los sueldos, los coches oficiales y todas esas pequeñas cosas que no suman pero que tanto restan, son material sensible para una parte de la ciudadanía y como tal entiendo debería haberse tratado por los nuevos gobernantes alicantinos. Seguramente no es descabellado pensar que muchos de sus votantes esperaban de ellos, de estos nuevos gobernantes, esos gestos llamados a visibilizar que este cambio no solo va a afectar al fondo de las políticas, algo que a día de hoy se da por supuesto y que es lo verdaderamente relevante, sino que debía empezar necesariamente por la política de los gestos. Si de entrada se empieza renunciando a plantar batalla en el terreno de las formas las dificultades para explicar la bonanza de las nuevas políticas de fondo va a ser mucho más difícil de librar. De ahí su importancia. De ahí la polémica de estos días.
Por eso llama tanto la atención que el nuevo gobierno municipal surgido de las urnas el 24M en Alicante haya más o menos acertado en lo concerniene a los coches oficiales, al asegurar que dejará la flotilla municipal en solo un vehículo, y al anunciar asimismo una reducción del 10% en los salarios de los ediles con el compromiso de no subirlos durante la legislatura, y sin embargo esté errando tanto y tan seguido en materia de asesores.
Es este un error que afecta tanto al número total de nuevos contratados externos, como a la posibilidad de que uno de ellos -el PSOE- planee contratar como asesora a la mujer de ese personaje tan oscuro como es Ángel Franco. Más allá de la valía de la persona, que aquí no se cuestiona, otra vez puede suceder que la tensión entre forma y fondo, mensaje y práctica política, acabe enlodazándolo todo.
Y es que el tripartito no solo ha cometido la imprudencia política de avalar que el número total de asesores a contratar para sí mismo por el propio equipo de gobiero sea de uno más -23 frente a 22- que tenía PP en la anterior legislatura, sino que, además, han dejado pasar la oportunidad de explicar por qué son, si lo son, necesarios estos asesores. Y, sobre todo, para qué se les va a contratar.
Al intentar responder a estas dos cuestiones surge entonces una tercera interrogante que muchos ciudadanos se hacen muy posiblemente estos días: ¿No hay en todo la extensa plantilla de funcionarios y personal laboral adscrita al Ayuntamiento personal suficientemente preparado y comprometido para ejercer esas funciones de asesoría? Como la respuesta es la que es y seguramente sucede que quienes hoy gobiernan Alicante la conocen bien, es por lo que parece han optado por no hacerse las preguntas necesarias para no tener que dar a la ciudadanía las respuestas tanto o más necesarias que aquéllas. En twitter @plopez58