La comarca de la Vega Baja, su huerta, su economía, su medio ambiente y la calidad de vida de sus habitantes viven en estos momentos una situación de emergencia. No se trata de posibles riesgos sísmicos, ni de grandes avenidas de agua del río Segura. Ni al urbanismo desaforado ni ante el anuncio de una plaga bíblica. Se trata del agua, de los recursos hídricos que la administración central y autonómica, presionados por el lobby de los responsables del Acueducto Tajo-Segura quieren conseguir si o si, como sea. Y ello apoyados por determinados medios de comunicación que llaman continuamente “solidaridad” entre los agricultores del regadío tradicional o la huerta y los grandes terratenientes del Acueducto Tajo-Segura.
El Decreto de Sequía que pretende aprobar el Gobierno Central con el beneplácito de los ejecutivos autonómico de Valencia y Murcia es la vía para ello. Un decreto oscuro, siniestro y malintencionado que no busca ningún tipo de solidaridad si no dejar sin agua a la huerta para favorecer a los nuevos regadíos. Sí, una trama que pretende que los regantes del trasvase Tajo Segura, traicionados otra vez por el PP, tras los logros de la presidenta de la comunidad castellano- Manchega para rebajar los aportes del Tajo al Segura, consigan los derechos de los recursos propios de la cuenca del Segura ahora en manos del regadío tradicional. No se busca la solidaridad. Se busca acabar con la huerta usurpándole su agua para desviarla a los nuevos regadíos de forma permanente con triquiñuelas (por llamarlo de alguna forma). Los agricultores tradicionales no se oponen a ceder parte de su agua, pero sin Decreto de Sequía.
La Vega Baja esta siendo agredida desde hace décadas. Primero fue la presa de Ojos, que dejó seco el río Segura, y donde se mezclan todos los recursos propios del Segura y del Tajo y donde al final, ni se sabe donde la cantidad de uno y de los otros. Después fue cambiar la toma de la presa de San Antonio en Guardamar. Le siguió la contaminación del río Segura y los vertidos salinos de los drenajes de los nuevos regadíos. Ahora, el Decreto de Sequía. Muchos dicen que si se comunicara el Ebro con los terrenos de trasvase Tajo-Segura, todavía las faltaría agua. Algunos estudios de universidades como la de Murcia o de distintos grupos conservacionistas cifran entre 30.000 y 40.000 hectáreas las tierras transformadas en regadío de forma ilegal. Para calibrar esta superficie decir que la huerta de la Vega Baja tiene unas 24000 hectáreas.
Los habitantes de la Vega Baja, sean agricultores o no, se juegan su futuro en todos los sentidos con este nuevo atentado que representa el Decreto de Sequía, lo quieran disfrazar como quieran.