La extracción de lodos del cauce del río Segura a su paso por el casco urbano de Rojales revela que la mejora de sus aguas circulantes no es total. La analítica realizada a los fangos así lo refleja con la presencia de metales pesados: cadmio, mercurio, níquel, plomo cobre, zinc solubre y cromo. También materia orgánica, en un 50 %, fósforo asimilable o nitrógeno. Pese a los resultados el residuo examinado, según las conclusiones, “no presenta ninguna peligrosidad” y “es apta para su aplicación como enmienda agrícola”.
Los resultados de los análisis no pillan de sorpresa a grupos conservacionistas de defensa del Segura y críticos con la gestión hídrica de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), administración encargada de la limpieza de los fangos. Los colectivos reconocen la mejora parcial de las aguas del Segura pero insuficiente. La causa explican que más de 90 % de las depuradoras de aguas residuales instaladas en la cuenca del Segura carecen de tratamiento terciario”. Pero además añaden, la mayoría de las aguas que se utilizan para el riego de la huerta tradicional están salinizadas, en algunos momentos con hasta cinco gramos de sal por litro.
” Estas aguas son un veneno para la fertilidad de la tierra y si además le unimos metales pesados y altas cantidades de materia orgánica es una verdadera bomba para el suelo y la calidad de los productos” consideran.
Desde esta mañana la CHS retira los fangos contaminados depositados aguas arriba de la presa de Rojales. Este lugar es el que más fangos acumula.Toneladas de arenas están siendo extraídas del cauda de aguas bajas y vertidas en sus margenes para que pierdan el agua y retirarlas a continuación.
Ningún agricultor de forma particular, ni Juzgados de Aguas o Sindicatos de Riegos han solicitado de momento a la CHS el poder utilizar los sedimentos extraídos para fertilizar sus tierras pese a que la huerta está formada casi al cien por cien por los arrastres de limos del río Segura durante siglos .
explican que más de 90 % de las depuradoras de aguas residuales instaladas en la cuenca del Segura carecen de tratamiento terciario”. Pero además añaden, la mayoría de las aguas que se utilizan para el riego de la huerta tradicional están salinizadas, en algunos momentos con hasta cinco gramos de sal por litro.
