En esta ocasión se han incorporado tallas de monstruos utilizados hace dos décadas en una representación teatral sobre la Leyenda de la Encantá
Entre los cientos de participantes destacaban por su número menores quienes mostraron su respeto y temor por el relato oral como ocurre con vecinos ya entrados en edad
TEXTO L.C.I.
FOTOS AYTO/E.D.G.
El patrimonio inmaterial de Rojales quedó reflejado la madrugada de este sábado, Día de San Juan, en el Cabecico Soler donde la tradicional oral sitúa la leyenda de la Encantá. Cientos de personas se desplazaron a pie hasta el cerro para celebrar esta noche mágica y ritual en un acto muy popular organizado por la concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Rojales.
Entre los asistentes figuraban sobre todo menores quienes atraídos por este relato quisieron participar saltando la hoguera o realiza deseos en un ritual de ámbito antropológico perpetuado a lo largo de los siglos. El respeto e incluso el miedo quedo reflejado en muchos de los menores asistentes, reproduciendo el temor ancestral de muchos vecinos ya entrados en edad del municipio que jamás han pisado el Cabecico Soler en la Noche de San Juan.
En esta ocasión, la tradición recuperada hace más de 30 años, contó con nuevos elementos. Según explica el concejal de Juventud Pedro Llopis, se decidió por la comisión organizadora del acto, incorporar dos grandes máscaras de monstruos portados por otras tantas personas. Las tallas fueron utilizadas en la representación teatral realizada sobre la leyenda hace dos décadas y que estuvo dirigida por el director de teatro Alberto González Vergel. La leyenda fue relatada por un actor debidamente ataviado con ropas y una máscara. Narrador y escuchantes, a la luz del fuego de la hoguera, rememoraron aquellas antiguas escenas donde las familias se reunían alrededor del fuego para escuchar las historias contadas por los más mayores.
En esta ocasión, tras quemar en el fuego los deseos escritos sobre papel, comenzaron los saltos a las llamas. Pequeños, jóvenes y mayores continuaron con este rito que se remonta a varios siglos atrás y que ha perdurado a lo largo de los tiempos oralmente.
La leyenda narra que en la noche de San Juan, cada 100 años, sale desde las entrañas del Cabecico Soler una princesa mora La Encantá que debe ser liberada de un hechizo de su padre. Y ello con la ayuda de algún joven llevándola en brazos le moje los pies en las aguas del cercano río Segura. Si lo consigue, será recompensado con el amor de la princesa y por sus tesoros. Por el camino tiene que soportar la presencia de demonios y monstruos y sufrir el calor del fuego. Si falla en su empeño el joven morirá con la lengua fuera.
En la leyenda, una de las más conocidas a nivel nacional, el saber popular adquiere tintes fantásticos mezclados con los históricos ya que en el Cabezo Soler se sitúa una antigua fortaleza de origen musulmán.