Palmito macho en flor. Glorieta 1

“CURIOSIDADES BOTÁNICAS: POLINIZACIÓN DEL PALMITO”

Rafael Moñino Pérez

Agente de Extensión Agraria 

Se admite de modo general que las palmeras, como sucede con otras plantas como pinos, avellanos, nogales, cáñamo y muchísimas gramíneas utilizan el viento como vehículo para transporte de polen desde las flores masculinas a las femeninas. Es lo que se entiende como plantas anemógamas, las cuales, por presentar flores poco atractivas para los insectos especialistas, principalmente abejas, recurren a otras soluciones, como el viento en este caso, para perpetuar la especie.

Palmito hembra con frutos. La Rambla 1

            Sin embargo, hablar de palmeras en general no significa que nos refiramos solo a nuestras populares y cercanas datileras, que efectivamente utilizan el viento para este fin, y que cuando se trata de ejemplares que producen dátiles de buena calidad hasta reciben la acción directa del palmerero para asegurar una buena cosecha sacudiendo una támara de flores masculinas sobre las femeninas. Porque hay muchísimas especies de palmeras en el mundo, y tan desiguales entre sí, que muchas de ellas combinan diversas estrategias polinizadoras. Uno de esto casos es nuestra única palmera autóctona, la Chamaerops humilis o palmito, que aunque puede servirse del viento en proximidad de plantas de distinto sexo, recurre a la ayuda, interesada en este caso porque se reproduce en ella, de un pequeño gorgojo, el Derelomus chamaeropsis.

Palmitos y sierra 1

Las fotos de situación que acompañan el caso son bastante ilustrativas: el palmito hembra que en una calle muestra hasta tres cosechas de frutos consecutivas se halla, en línea recta, a 230 metros del único macho constatable en un parque del casco urbano. Con solo dos individuos de distinto sexo y a tanta distancia sería más que milagroso el resultado productivo en dátiles que se aprecia si se confiara solo en el viento como agente transmisor de polen.

Palmito. Polinización

Queda la posibilidad de polen llegado desde la cercana sierra, donde también hay palmito, pero muy escaso en número, y en tan precarias condiciones vegetativas que sería soñar con mayores milagros atribuir el éxito a las corrientes favorables de aire, así que nuestra pequeña y popular palmera ornamental se aparta de la norma y se reproduce sexualmente gracias a la visita y colaboración de un pequeño gorgojo, al que paga sus servicios dándole casa, comida y cuna para que haga lo propio.