“UNA SEQUÍA QUE COMIENZA A SER AGONIZANTE”

Alejandro Bernabé, concejal del PP de Rojales

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ROJALES 04-10-2016

Con la entrada de octubre, cerramos ya 2 años hidrológicos con déficit de precipitaciones en toda la fachada mediterránea pero, con mayor agudeza si cabe, en el flanco sur oriental peninsular que, coincidencias de la vida, es la denominada “huerta de Europa”. Un vergel de producción, mano de obra, emprendedores y nuevas oportunidades, todas relacionadas con la ancestral y respetada profesión de la agricultura, la cual se está viendo inmersa en una gran encrucijada. Zonas, gran parte de ellas, regadas desde tiempos inmemoriales por las aguas natas del Segura pero que también se han visto beneficiadas por aguas muy lejanas a estas tierras aunque con la misma intención: el avance y la prosperidad de miles de familias dedicadas a mantener nuestras despensas llenas de frutas, verduras y hortalizas de gran calidad.

El rio Segura en una imagen de archivo
El rio Segura en una imagen de archivo

Como ya he comentado antes, estamos a día de hoy frente un grave problema, y el cual llevaría consigo decenas de folios para poder ser explicado correctamente, pero del que debemos salir lo más airosos posibles: la sequía mediterránea que estamos pasando tanto aquí en el sureste peninsular como, aunque siendo grave pero no tanto como algunos quieren hacerla ver, en la zona del Alto Tajo y los conjuntos hidráulicos de Entrepeñas y Buendía, unos reservorios naturales que a día de hoy acumulan 441hm3 y un porcentaje del 18% en una capacidad total de 2.474hm3 y que suponen 5 puntos más que hace justamente un año, ya que contaban con 335hm3. A todo esto, recordar que continúan 41hm3 por encima del mínimo trasvasable por la Ley. La diferencia con la cuenca del Segura es clara: a 1 de octubre de 2016 el río Segura cuenta con unas reservas de 273hm3 (menos de la mitad de los 2 embalses de cabeza del Tajo) lo que dejan en un 24% sobre una capacidad total de 1.140 hm3 para una zona con una demanda de agua infinitamente mayor para su agricultura y una población cercana a los 2 millones de personas, agricultores y personas que abonan su canon correspondiente sobre el agua trasvasada del Tajo y que, según constaba desde los inicios de esta obra, deberían haber ido destinadas a obras de eficiencia hídrica de las zonas donantes (más de 400 millones de euros desde su puesta en marcha). No quiero cansar al lector con tanto dato pero clave es que, de esos 273hm3 totales a día de hoy, 77hm3 pertenecen al embalse regulador de La Pedrera quien recibe aguas del trasvase Tajo-Segura. El embalse de Fuensanta, 1er gran embalse de cabecera del Segura se encuentra al 9% con una capacidad total de 210hm3, en la zona que se conoce como “nivel muerto”.
Con este breve pero intenso resumen llegamos a la conclusión de lo alarmante de la situación en la cuenca hidrográfica del Segura, más si cabe, con unas predicciones nada halagüeñas lo que nos hace pensar que por delante tendremos un otoño con escasez de precipitaciones.

Después de toda esta serie de datos ya es donde, desde mi humilde opinión, creo que durante estos años anteriores han habido fallos de gran magnitud los cuales, de haberse tratado de diferentes formas, podrán haber paliado esta agonizante situación. Todos los que vivimos a orillas del Segura recordamos no hace muchos años, hablo de hace 2 o 3, las continuas avenidas y crecidas de agua las cuales se iban repitiendo debido al alto nivel de los embalses de cabecera, unos embalses que, sabiendo los contrastes que experimenta el clima en la fachada mediterránea, era muy probable que no durasen mucho a ese nivel. Desde mi punto de vista, la política de desembalses que se vivió en las fechas que comento no debió ser tan existente. De sobra es sabido que las presas y embalses deben mantener siempre un control exhaustivo y de prevención de fuertes avenidas pero repito, creo que ese factor se afinó demasiado dejando los recursos, apenas unos meses después, a menos de la mitad que cuando afrontamos ese periodo húmedo en gran parte de la cuenca del Segura. Por otro lado, zonas o reservorios de agua los cuales podían haber incrementado más su nivel fueron reducidos por causas ecológicas para algunos, mientras para otros el agua se dejaba perder en el mar, un agua que tiempo después queremos que vuelva.
Por otro lado, y este creo que ha sido sin duda el principal problema que aun sigue sin resolverse, es la puesta en marcha de un Plan Hidrológico Nacional (PHN) para todo el país, como así se reflejaba en el anterior PHN derogado por el entonces presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero el cual llevaba dentro del paquete de actuaciones la puesta en marcha del Trasvase del Ebro a todo el arco mediterráneo y la puesta en marcha de acciones de mejora e incremento de los regadíos en diferentes comarcas zaragozanas y del valle del Ebro entre otras (mediante nuevas canalizaciones y estructuras de acopio de recursos hídricos) así como la construcción de nuevos embalses reguladores. A día de hoy, aquel PHN sigue en el olvido mientras el Ebro continúa con el sobre nombre de “río más caudaloso de la Península Ibérica”. IMG_1781
Aunque, sin duda alguna, la madre de todos los problemas recae ahora en las plantas desalinizadoras. Que vaya por delante que yo siempre he sido defensor de la interconexión de cuencas y la puesta en marcha de trasvases, si bien también es cierto que la construcción de plantas desalinizadoras con la función de complemento siempre las he tomado como una buena opción dentro de nuestras necesidades de desarrollo. Lo que no comparto es la polémica la cual se está originando estas semanas: de todos es sabido que el agua desalinizada es mucho más costosa que el agua trasvasada desde el Tajo. Desde que comenzó la mega desalinizadora de Torrevieja a incrementar su producción de agua para salvar al regadío y abastecer a la población (de 40 a 80hm3 anuales), han surgido muchas voces críticas por el alto precio de cara al consumidor. No es nada novedoso la noticia que desde aquel famoso programa AGUA (Actuaciones para la Gestión y Utilización del Agua) bendecido por la entonces Ministra de Medio Ambiente Cristina Narbona comenzase a gestarse, el precio del agua tanto para consumo humano como para regadío se dispararía. Más aun con el cierre definitivo del Trasvase del Tajo el cual estaba contemplado una vez las semillas de las desalinizadoras proliferaran por toda la costa levantina. Pocas son las zonas del país que destinan toda la producción de agua dulce a los procesos de desalinización (salvo zonas donde son el único recurso). Ahora, dentro de esta eterna sequía que estamos padeciendo, estamos siendo protagonistas de este problema aun y todo con la ayuda del Gobierno de España el cual ha prorrogado un año más el Real Decreto contra la sequía que se aprobó hace un año. Dentro de estas actuaciones encontramos subvenciones a los regadíos con los que los agricultores pueden reducir el elevado coste de la compra de agua desalinizada para alimentar sus cultivos. Una situación que, de momento, no tiene luz al final del túnel.

Para concluir, es necesario ya, y de una vez por todas, la creación de un gran Pacto del Agua nacional que beneficie a todas y cada una de las autonomías españolas con el que poder seguir creciendo y evolucionando en el sector primario dentro de un país con grandes propiedades para ello con es el nuestro, España. Es una obligación para todos intentar el máximo nivel de ahorro en el consumo de agua, tanto en las economías domésticas como en las grandes obras hidráulicas con las que poder alargar en el tiempo los escasos y necesarios recursos que en algunas zonas del país se necesitan. Los tiempos de bonanza climática para nosotros son escasos, por tanto, entre todos debemos saber administrarlos como se debe.