En muchas partes del mundo una sequía fluvial equivale a una falta de agua para beber y regar, y distintas zonas de la península ibérica no son excepción a esta norma: concretamente, aquellas que se asientan sobre terrenos impermeables (granitos, pizarras, arcillas y margas). Son precisamente éstas, las más favorables para hacer embalses y pantanos. Pero otros territorios sí son una clara excepción a esta regla: aquellos formados por sedimentos calcáreos (calcarenitas, calizas y dolomías) y detríticos (arenas y gravas). En ellos, estratos solubles y porosos, en muchos casos de varios centenares de metros de espesor, almacenan gran cantidad de agua subterránea. Una parte de ésta se drena en los ríos (lo que se denomina Escorrentía Subterránea) y otra se infiltra en profundidad, fluye por el interior de la tierra y finalmente emergen en el mar (Infiltración o Recarga).
El levante peninsular, por ejemplo, es una excepción a esta regla, por la presencia de esos sedimentos permeables en la mayor parte de su territorio y forma parte de lo que hemos denominado la “España permeable“.
Estos estratos permeables conforman acuíferos superpuestos que albergan varios cientos de miles de millones de metros cúbicos de agua. Ya solo la cuenca del Segura, almacena 100 mil millones de metros cúbicos en estos embalses subterráneos (según el IRYDA y el IGME).
En todas las sequías habidas en la cuenca del Segura desde los años 70 hasta hoy, se han hecho pozos estatales para paliar este déficit de agua fluvial. Así, podemos recordar la de mediados de los año 80, donde los nuevos pozos se centraron en las vegas del Segura de Molina y Murcia; la de mediados de los 90, cuando se construyó la batería de pozos del Sinclinal de Calasparra y finalmente la 2004-2009, cuando se perforaron un centenar de pozos profundos y se puso en marcha la BES (Batería Estratégica de Sondeos de Sequía) en las vegas media y baja del Segura y en las inmediaciones del río Mundo en Hellín, Albacete. (En estos momentos ambas en funcionamiento parcialmente).
En esta última ocasión, se movilizaron hasta cien millones de metros cúbicos anuales de agua subterránea extraída por estos nuevos sondeos con destino a compensar la falta de caudal fluvial del Segura y del trasvasado desde el Tajo, ambos en mínimos históricos.
La BES bombeó únicamente recursos renovables (no reservas de agua) y cuenta con tres declaraciones de impacto ambiental favorable (DIA): una para los pozos de la provincia deAlbacete, otra para los de Murcia y otra para los de Alicante.
Gracias a la aportación al sistema hídrico de este importante volumen de agua subterránea y de algún otro de pozos particulares en “Encomienda de Gestión”, los regadíos tradicionales del Segura y los del Trasvase no sintieron los efectos de esta sequía, pues el agua seguía corriendo por el río, por canales y acequias.
Una prueba de ello, de que la “sequía fluvial” de mediados de la década pasada en dicha cuenca, la más severa registrada hasta la fecha, no perjudicó al regadío de la región de Murcia ni a su industria agroalimentaria asociada (manipulados de productos hortofrutícolas, conservas, bebidas envasadas y cárnicas), pilar básico de su economía, se ve en el gráfico semilogarítmico que muestro a continuación, de elaboración propia con datos del INFO,ICEX y CHS.
Representa la evolución año a año de la facturación de este sector en exportaciones al mundo (en millones de euros) frente a los recursos disponibles de agua fluvial del Segura y del trasvase del Tajo en millones de metros cúbicos (hm3) durante el periodo 2000-2014, que incluye el de la sequía antes comentada.
Se ve como, a pesar del descenso a menos de la mitad de los recursos de agua fluvial durante los años 2006, 2007 y 2008 (de 1.000 hm3 a poco más de 400 hm3), la facturación por exportaciones no dejo de crecer con respecto a los años anteriores. (Eje de ordenadas logarítmico).
Como se aprecia, en el año 2007, por ejemplo, las aportaciones del Tajo a la cuenca del Segura fueron de solo 219 hm3 (la mitad del valor medio) y el conjunto, sumando las propias del Segura, de 431 hm3 (también aproximadamente la mitad de la media).
Pues bien, podemos concluir que con menos de la mitad de agua fluvial en 2007, la región de Murcia facturó por exportaciones 100 millones de euros más que cuando tenía el doble de agua fluvial disponible, por ejemplo en 2004.
¿Con qué agua se cubrió ese supuesto déficit? En mi opinión, principalmente con agua subterránea propia de la cuenca del Segura aportada por los citados pozos de sequía. Pues en aquel momento no estaban construidas las desaladoras del Plan AGUA.
Estos otros recursos de agua “no fluviales”, mejoran o optimizan la gestión del conjunto del sistema: pues, en muchos casos, los pozos se perforaron junto a las acequias y las zonas de riego de las vegas media y baja del Segura, con lo que las pérdidas por trasporte son mínimas (no así en el caso del agua superficial desde los pantanos de cabecera). Al igual que las pérdidas por evaporación, pues en los embalses superficiales se evapora del orden del 20% del agua almacenada y en los embalses subterráneos prácticamente ninguna.
Para terminar, después de analizar este gráfico y recordar lo vivido en aquella “sequía fluvial” 2004-2009; y sobre las recientes noticias catastrofistas de la nueva sequía que se avecina en el levante peninsular para este próximo año 2016, pienso que no dejan de ser, cuando menos, puro teatro.