Cientos de personas participan en el acto de la Encantá de Rojales celebrado por primera vez en la falda del Cabecico Soler para evitar daños a un yacimiento arqueológico
El rito se cumplió ayer. Varios cientos de personas alumbrados por una gran hoguera esperaron como marca la tradición oral de la leyenda de la Encantá, la aparición de esta princesa mora hechizada por su padre en tiempos medievales, cuando España era conocida como Al-Andalus. Cada 100 años la Encantá y coincidiendo con la víspera del día de San Juan resurge de las entrañas del Cabecico Soler para ser desencantada según su relato oral, mojándole los pies en las aguas del cercano río Segura. Durante la madrugada de ayer no apareció la princesa. “El año que viene volveremos a subir para ver si se cumple el centenario de su último advenimiento” explica el concejal de Deportes y Juventud del Ayuntamiento de Rojales, Pedro Llopis, organizador del acto.
En esta ocasión la noche mágica de la Encanta tuvo lugar en las faldas del cerro para evitar que la gran afluencia de personas dañaran el yacimiento arqueológico andalusí del Soler. “La acogida del acto ha sido muy numerosa; es una tradición popular consolidada y que desde el ayuntamiento siempre hemos pretendido apoyar” indica el edil que destaca la gran presencia de menores que “año tras año no quieren perderse esta actividad etnográfica y propia de Rojales”
Tras comprobar que no pareció la Encanta, los asistentes al acto continuaron el rito saltando varias veces la hoguera encendida para la ocasión y quemando en sus llamas diversas peticiones plasmadas en notas de papel.
El acto estuvo controlado en todo momento por los miembros de Protección Civil de Rojales “armados” con extintores para evitar riesgos de incendio y para atender a las personas presentes en caso de algún tipo de incidencia.