Definición al absurdo

Luis Calero Morcuende

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LUNES 19-05-2015

Acabo de publicar, tras Catecismo pedagógico (1999) y Ficcionario (2006), mi tercer libro, Absurdo literal (editorial Neopàtria). Se trata, desde un punto de vista formal, de un diccionario: recoge más de 1.600 entradas, casi 2.000 definiciones y más de 550 comentarios. Ahora bien, necesario es advertirlo, se trata de un diccionario redactado conforme a intereses y principios lexicográficos poco convencionales y, a veces, hasta deliberadamente heterodoxos. Por lo que, en realidad, es un diccionario aparente, cuyas palabras no son lo que parecen.

Su contenido bien podría resumirse señalando que se trata de un divertimento literario que aprovecha para invitar a la reflexión desde la ironía y el humorismo (interpretado por Kikelín en una serie de magníficas ilustraciones). Pero en este artículo me gustaría enfatizar la idea de que Absurdo literal no sólo es el resultado de una investigación que gira en torno a definiciones, sino que tales definiciones están construidas con arreglo a principios lógicos. Seguramente muchos conozcan o hayan oído hablar de la reducción al absurdo como un procedimiento lógico-matemático de demostración. Pues bien, aunque lo habitual es que el absurdo sirva para llegar a conclusiones lógicas, como sucede en las ciencias formales, aquí he invertido el procedimiento: utilizo la lógica para llegar al absurdo, a significados inéditos, desconcertantes, opuestos e incluso escandalosos para el contexto habitual del hablante. Lo ejemplificaré exponiendo las cinco principales reglas lógicas aplicadas para la construcción de las definiciones, lo que permitirá al lector hacerse una idea de las características del libro:

1) Regla de separación: Consiste en descomponer un término en posibles lexemas independientes. P. ej.: anonadar. (a/no/nadar). Ir a un lugar de baño sólo a tomar el sol o a mirar.nimiedad. (ni/mi/edad). Grave anormalidad en la evolución cognitiva del niño caracterizada por que, preguntado sobre las cosas que sabe, responde que desconoce, incluso, los años que tiene. canario. (can/ario). Perro de la raza “pastor alemán”.

2) Regla de la doble raíz: Consiste en cambiar la raíz de una palabra por otra (a veces inventada). P. ej.: empatía. (De empate). Capacidad psíquica para terminar en tablas una contienda. porquero. ( De porqué). Hombre que guarda los porqués de las cosas.
malignidad. (Del lat. malus, malo, e ignis, fuego). Propiedad que, incluso cuando van a ser incineradas, conservan algunas personas, consistente en arder mal.

3) Regla de prefijación: Consiste en transformar determinadas sílabas iniciales de palabra en prefijos convencionales. P. ej.: rebaño. Grupo de personas que se bañan al menos dos veces al día. descampado. Lugar sin campo. predicción. Balbuceo.

4) Regla de restricción: Consiste en circunscribir el significado de un término a un dominio u objeto concreto que en sí mismo ya contiene. P. ej: atenazado. Modo en que vive, cuando no es libre, el ciudadano de Atenas. avería. Rotura o desperfecto de un mecanismo causado por las aves. indicio. Huella de la presencia de un indio.

5) Regla de sustitución: Consiste en sustituir en un término un lexema por otro sinónimo. P. ej.: miocardio. ¡Corazón mío!estafar. (spanglish). Estar algún sitio lejos.
¿suspiráis? vulg. ¿Os váis?

Ahora entenderán por qué decía antes que Absurdo literal es, en realidad, un diccionario aparente. Cualquier hipotética consulta de un término en sus páginas, antes que aclarar la comprensión de un enunciado, la haría, más bien, imposible.