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Texto y fotos José Sáez Calvo* CRONISTA de Pías Fundaciones del Cardenal Belluga●Escritor

       

CATRAL POSEE LA ÚNICA RELIQUIA DE SAN EMIGDIO EN ESPAÑA

Una devoción nueva surgió en Catral tras los terremotos de 1829: SAN EMIGDIO

En el Archivo Parroquial de Catral se conserva un escrito, fechado el 12 de junio del año 1829, del cura párroco, D. Antonio Pareja, que junto con varios vecinos y en representación de todo el pueblo de Catral se dirige al obispo de la diócesis de Orihuela, D. Félix Herrero Valverde con la petición de pedir permiso y licencia para la construcción del Altar para el santo protector, en la capilla que estaba al lado de la Pila Bautismal. La petición realizada por la Parroquia fue acogida favorablemente por el obispo (gran devoto de San Emigdio). Y con fecha 19 de septiembre de 1829 el obispo concedió dicho permiso y licencia para la construcción del Altar y para el culto al glorioso santo protector.

 En dicho Altar se colocó una talla de San Emigdio de autor desconocido (s. XIX), que fue quemada en la guerra civil de 1936. Después de la guerra, la Parroquia de Catral adquirió una nueva imagen del santo, que es la que actualmente procesiona todos los años.

  9 rogativa jsc 21mar14    Desde ese fatídico año de 1829 la villa de Catral  celebra, cada 21 de marzo, una rogativa a San Emigdio, en acción de gracias por la escasa incidencia que dicho terremoto tuvo en nuestra villa.

 En 2012, la asociación cultural “Castrum Altum» de Catral entró en relaciones amistosas con la asociación cultural “Sant’Emidio nel mondo” y través del Coordinador general José Sáez Calvo, se consiguió una reliquia de San Emigdio. La petición fue concedida por el entonces obispo monseñor Montevecchi con la participación expresa de Alberto Cinelli, de “SantÉmidoio nel mondo”, y el año pasado, por primera vez durante la Rogativa de san Emigdio, 21 de marzo de 2013, la reliquia de se sacó solemnemente en procesión por las calles de Catral portada por el nieto de la señora María Úbeda Carreres (1928-2013) gran devota del santo y por muchos años celosa guardiana de su altar con la imagen del santo.

De acuerdo con los estudios realizados hasta ahora por la asociación «Sant’Emidio nel mondo» se ha encontrado en el conjunto territorio español un total de treinta y seis localidades donde se atestigua la devoción a San Emigdio, ahora o en el pasado. Nada menos que doce de estos treinta y seis lugares (en pocas palabras, un tercio de los lugares de España devotos a san Emigdio) se encuentran en territorio valenciano: Catral, Almoradí, Torrevieja, Orihuela, Benejúzar, Algorfa, Benijófar, Rojales, Formentera del Segura, las Dayas y Jacarailla.

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El sábado, 21 de marzo de 1829 y tras varios periodos anteriores con temblores de tierra,  se produjo un terrible terremoto que afectó a lo que hoy conocemos como Vega Baja del Segura. Dados los limitados medios de comunicación de la época y la censura imperante impuesta durante el reinado de Fernando VII, las primeras noticias sobre el terremoto y sus efectos,  se publican varios días después de producido el suceso, El Correo literario y  mercantil, en su número del 25 de marzo, da cuenta del temblor sentido en Madrid y en su número 112 del lunes 30 de marzo, hizo un primer relato de los hechos en base al testimonio de cartas de testigos. La Gaceta de Madrid de 31 de marzo de 1829, diez días después del terrible suceso,  publicó la noticia junto con un primer balance de los daños causados: 

“El día 21 del corriente, a cosa de las seis y más de 20 minutos de la tarde, se sintió en esta corte un temblor de tierra, cuya dirección no pudo determinarse, porque se observaron distintas oscilaciones, que no duraron mas que dos o tres segundos, y no hubo el más mínimo quebranto en nigún edificio, ni causó alguna desgracia.

No fue así en algunas partes del reino de Murcia y de Valencia, porque a la misma hora, con diferencia de pocos minutos se sintió el primer movimiento, y mucho más otro segundo a pocos instantes, que ocasionó lamentables estragos, cuyo resumen vamos a dar, aunque no pueda garantizarse su exactitud, puesto que los varios relatos que han llegado, se escribieron en medio del terror que causaba el horrible fenómeno, y las oscilaciones que aún se sucedían, aunque con menos violencia.

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