La muestra, organizada por la Obra Social “La Caixa”, explica de forma interactiva el origen y evolución de una de las facultades más distintivas de la especie humana
Érase una vez… ¡el habla! es una exposición que se centra en el origen y evolución del lenguajey que cuenta cuándo y cómo apareció la capacidad de hablar en nuestros antepasados, qué partes del cuerpo humano la hicieron posible, los aspectos esenciales que caracterizan el lenguaje humano y cómo ha evolucionado.
La exposición invita a reflexionar sobre algo tan usual e imprescindible y, a la vez, tan complejo en nuestra vida diaria como es el habla.
Los tres bloquesen los que se divide la muestra —La comunicación en los seres vivos; El habla: una ventaja de la evolución; Lenguaje, más que un código de signos— permiten al visitante vivir la experiencia de una araña macho en el ritual del cortejo, inhalar aromas generados como medios de defensa o territorialización, simular la voz de un Neandertal o aplicar diferentes dispositivos de comunicacióncomo los sms.
TORREVIEJA 07-07-2014.
El alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, acompañado por el concejal de Cultura, Luis María Pizana, y el comisario de la exposición, Luis Batista, han inaugurado la Exposición de la Obra Social La Caixa “Érase una vez…¡el habla!”. Una espectacular exposición que se mantendrá abierta al público en la carpa instalada para la ocasión en el recinto portuario de Torrevieja hasta el 6 de septiembre, de lunes a domingo, en horario de 11:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 23:00 horas.También se pueden concertar visitas guiadas de lunes a viernes, a las 19:00 horas, y sábados, domingos y festivos, a las 12:00 horas y a las 19:00 horas.
Sólo los humanos podemos hablar y esto es posible gracias a dos factores: un cerebro apropiado y una laringe en posición más baja que el resto de mamíferos. La exposición permite efectuar un recorrido por diversos canales utilizados en la comunicación celular y animal, continúa con la indagación por el origen del habla y expone la relación directa entre habla y diversas manifestaciones del comportamiento simbólico, para terminar con una reflexión sobre el lenguaje en su origen, su diversidad y su evolución.
La comunicación en los seres vivos
Se puede decir que hay comunicación en el momento en que un ser vivo realiza una acción que modifica el comportamiento de otro ser vivo.
La comunicación celular hace referencia a la tendencia de las células a moverse en una dirección determinada como repuesta a la influencia de estímulos. Los animales, por su parte, ya sea para reproducirse, alimentarse, competir o evitar ser depredados, realizan actos comunicativos con otros animales, que consisten en el intercambio de señales.
La forma de comunicación depende de las características propias de cada especie: mientras algunos peces emiten señales eléctricas, los murciélagos, en cambio, emplean ultrasonidos. Algunas de estas señales serán las que los visitantes pueden oír, ver u oler en este primer apartado de la muestra.
El grado de complejidad del mensaje es también muy distinto dependiendo de la especie. En unas especies sólo interviene el instinto, en otras, hay además un necesario proceso de aprendizaje. Un petirrojo, por instinto, siempre introduce la comida en un orificio anaranjado, que es el color del interior de la boca de su polluelo; en cambio, una hembra de chimpancé debe aprender de otra a seleccionar determinadas semillas.
El habla: una ventaja de la evolución
No se sabe con exactitud cuándo apareció el habla, pero al estudiar la anatomía de nuestros antecesores podemos saber qué especies estaban fisiológicamente preparadas para ello. Desde el punto de vista antropológico, existen dos factores que pueden indicarnos si determinadas especies poseían o no lenguaje hablado: la morfología del cerebro y la posición de la laringe.
Estudios recientes señalan al Homo heidelbergensis como la primera especie capacitada anatómicamente para hablar. Sin embargo, es su sucesor, el conocido como Hombre de Neandertal, el primero que presenta claras evidencias de que contaba con un lenguaje hablado, dominaba el fuego y tenía un comportamiento simbólico-ritual generalizado.
La capacidad para transmitir y compartir información a través del lenguaje otorga una ventaja adaptativa. Una sociedad basada en el intercambio de información hace más competitivos y eficaces a sus miembros. El uso del lenguaje, el dominio del fuego, la elaboración de útiles complejos y el desarrollo de un universo simbólico compartido fueron los elementos que marcaron el auténtico surgimiento de nuestra especie y estos elementos estaban presentes ya entre los neandertales.
Una escenografía realista muestra a un grupo de Australopithecus afarensis, a los que su estructura social, su desconocimiento del fuego y su falta de capacidad para el habla les hace vulnerables, al lado de una familia de Neandertales, que reunidos en una conversación en torno del fuego dejan patente su cohesión social y su seguridad. Además, los visitantes podrán hablar, a través de un simulador, como seguramente lo hacían los Neandertales, con una distorsión de las vocales «a», «i» y «u».
Lenguaje, más que un código de signos
¿Qué es el lenguaje? El lenguaje puede definirse como un sistema de signos codificado en el que la condición necesaria para que el intercambio de información se produzca es que tanto el emisor como el receptor conozcan dicho código. Si se desconoce el código, es imposible emitir o descifrar un mensaje.
Aún no sabemos con absoluta certeza cuál es el origen de las lenguas o idiomas. La teoría más aceptada es la de su origen único: de un mismo grupo que salió de África procede toda la población actual y con ella toda la diversidad lingüística.
Sabemos que una lengua permanece viva si hay hablantes que la usan. A lo largo del tiempo, la lengua sufre constantes trasformaciones o adaptaciones que se producen a causa del encuentro con otras lenguas, con otras realidades, con los avances técnicos, científicos y tecnológicos, así como con las realidades sociales de quienes la usan.
La interacción entre la lengua y los avances tecnológicos producen perceptibles mutaciones en el uso del lenguaje, así que tanto el lenguaje como el dispositivo empleado para emitir el mensaje reflejan un tiempo: el tiempo en el que se inscriben. El lenguaje evoluciona a la vez que lo hacemos nosotros.
Un gran calidoscopio en el que el visitante se ve inmerso en un continuo caudal de estímulos visuales y sonoros, y la pluralidad de personajes y lenguas deja constancia de la diversidad lingüística y cultural como punto y final de la exposición.