Murcia anuncia un plan de recuperación de la nutria que posibilitará que este especie colonice la Vega Baja a través del río Segura
TEXTO E. DE GEA 20-03-2014 Si uno de los principales problemas de la Vega Baja, la contaminación del río Segura, provenía y proviene de la Región de Murcia, ahora la situación ha cambiado en parte y las actuaciones previstas por esta comunidad pueden beneficiar al sur de Alicante. El Boletín Oficial de la Región (BORM) ha publicado el anteproyecto de decreto de información pública de los planes de recuperación del águila perdicera, la nutria y el fartet. Las dos primeras especies pueden tener una incidencia muy directa en la Vega baja ya que el hábitat del águila perdicera en ambas comunidades coinciden en Sierra Escalona y la nutria, a través del río Segura. Los planes de recuperación de tres especies amenazadas –águila perdicera, nutria y fartet–, es un proyecto presupuestado en más de un millón de euros cuyos trabajos se desarrollarán a lo largo de cinco años, aunque las acciones encaminadas a su protección seguirán realizándose mientras sigan catalogadas en peligro de extinción. La financiación de estas partidas corre a cargo de los presupuestos regionales, aunque el Gobierno confía en obtener aportaciones de fondos europeos de Desarrollo Regional, Desarrollo Rural y programas Life. El documento indica respecto al águila perdicera que está en peligro de extinción en la Región y vulnerable según el catálogo nacional. En cuanto a la nutria, está en peligro de extinción en la Región y en Régimen de Protección Especial según el catálogo nacional. En La provincia de Alicante no existe esta especie excepto algunos ejemplares que se han localizado de forma ocasional entre Murcia y Orihuela. Se calcula que existen en Murcia entre 35 y 40 ejemplares según el estudio poblacional de 2013, con un ligero incremento en los últimos años. Ocupa 378 kilómetros de cauces fluviales en la Región Murciana ytienen presencia en todo el río Segura. Sus principales amenazas son atropellos, destrucción y fragmentación de su hábitat, contaminación y escasez de agua en los cauces, insuficiente conocimiento de su estado de conservación y ecología, y falta de información en la sociedad sobre el estatus de la especie.