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ENTREVISTA A INMA SERRANO

Realizada en el Taller de Mayores y Medios de Comunicación de la Universidad de Alicante (UA) bajo la tutoría del periodista Pepe López

Inma Serrano, cantautora y alicantina, vive desde hace siete años gran parte de su tiempo en México, su segunda patria. Esta entrevista coral realizada por los miembros del Observatorio de Mayores y Medios de Comunicación (MAYMECO) de la UA a la artista ha sido posible aprovechando una visita relámpago a España para ofrecer varios conciertos, uno de ellos a beneficio de una plataforma vecinal en una comarca de Ávila que lucha contra la sobreexplotación de los recursos hídricos de los ríos Corneja y Verche, uno de esos conflictos bíblicos entre el Goliat de una embotelladora y el David de los derechos seculares de los vecinos, una especie de Gamonal hídrico. “Llevan años de lucha porque quieren –nos comenta Inma Serrano- quitarles un tercio del agua desde su nacimiento, embotellarla y negociar con ella, un recurso del que depende toda la comarca y si ya en verano tienen problemas, imaginaos qué pasará si un tercio de ese caudal lo retiran”. De eso hablamos aquí, de lucha, de solidaridad, también de sus inicios como artista, de México y de África, continente del que dice sigue “alucinada”.

-¿Inma, cuándo sentiste esa voz interior que te decía “quiero ser cantautora“? ¿Estas cosas suceden así?

-Es una anécdota muy intima, pero son cosas que te pasan realmente. Mi hermana mayor, Ana, estudiaba en la Universidad de Granada y de vez en cuando venía a casa, nos juntábamos todos los primos en Caravaca de la Cruz, muy cerquita de Alicante. Y con Ana llegaba la vibración, la fiesta. Cenábamos todos juntos y al final ella sacaba su guitarra y cantábamos. Y yo me dije: “Quiero esto de mayor”.

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Hacer felices a la gente debe ser algo muy hermoso…

Es lindo porque, además, al final… como que tú ganas más..

Sabemos de tu amor a tu cierra, ¿Cómo influye en ti, en tus canciones, Alicante?

Yo creo que Alicante es un todo para mí, porque es el mar, pero tiene lugares donde su silencio te forja el carácter, y eso es algo que te da muchísima libertad para luego tomar ciertas decisiones. No te dan miedo las consecuencias, porque sabes que siempre tienes casa aquí.

Tu vida está ahora a caballo entre Méjico y España…

Hay un punto vital en toda esta situación. Cuando estoy allí echo de menos España, y aquí echo de menos Méjico. Me gusta Méjico, lo que veo allí es gente muy linda, muy amable. Yo creo que tenemos mucho que aprender de ellos, porque viven una situación muchísimo más difícil que la nuestra. Allí el problema de la violencia es real, y sin embargo siempre tienen una sonrisa. Son un poco como nosotros éramos antes.

Y España, ¿cómo se nos ve desde allí?

Personalmente echo de menos la concreción española, que es dura, es bárbara. En el proceso que está viviendo España yo antes de la crisis venía y veía que la gente estaba como enfadada, incluso cuando iban bien las cosas. Notaba ese punto de lenguaje agresivo, triste. Y ahora, curiosamente, veo un cambio a mejor, pese a todo lo que está pasando. Ojalá la gente siga siendo tan crítica y toda la decepción que están sufriendo todas las personas acabe concretándose en algo, porque no puede ser que esta situación, sean quien sean los responsables, salga de gratis; algo tiene que pasar que haga que sea positivo para todos. Y sí, estar allí me permite reflexionar de una forma más tranquila sobre mi país.

En tus canciones y en tu vida está muy presente la palabra solidaridad y sabemos que África es muy importante para ti…

Yo tengo amigos que han ido a la India y cuando volvían estaban como alucinados… sin embargo a mí me pasó eso cuando empecé a viajar a África. He estado en Ghana, en Angola, un país que a mí me llama mucho, igual que Mozambique, realmente otro país complejo pero en el que se está trabajando muchísimo desde la base, y allí colaboramos en un proyecto con los niños.

¿Cómo ves desde esa perspectiva diversa en la que vives la consideración social de las personas mayores en sitios tan diferentes que tu conoces?

Pues en África se respeta muchísimo a los mayores, casi diría que las jóvenes son las que lo tienen más difícil. En México, los mayores son muy respetados también; y la pena de México es que una persona tiene que seguir trabajando casi hasta el último momento porque si no no tiene para comer. Esa es la crueldad de la sociedad mexicana cara a los mayores, que uno no se puede acabar de jubilar nunca.

¿O sea, que no están protegidos por unos servicios sociales como en Europa?

Para nada. Y estamos hablando del pueblo, de la gente normal. Claro, el que es potentado se jubila prontito y deja a sus hijos el trabajo para que sigan enriqueciéndose. Pero el pueblo en general, los mayores, no pueden dar de mano porque entonces significaría que no tendrían para comer.

Cambiando de tema, ¿Qué personas mayores han influido mas en tu vida?

Mis padres. Mi madre, Consuelo, y mi padre Antonio. Aunque por ahí está mi abuela Juanita… y aunque no haya conocido a otros abuelos pues me han marcado porque me han contado cosas familiares y al fin y al cabo también todos somos resultado de las experiencias nuestras y de nuestros padres y nuestros abuelos.

¿Tener una familia que pertenecía a los medios de comunicación te facilitó el camino?

Yo creo que todo tiene su balanza. Sin duda, tuve mucha suerte por el entorno vital que viví, en el que cuando tu tenías un sueño te impulsaban a conseguirlo y eso no tiene o tiene que ver con el lugar donde nazcas. A mi, en ese sentido, siempre me han animado a cantar, siempre me han animado a seguir el sueño; y sí, el hecho de que mi familia esté involucrada en el mundo de la comunicación ha sido bueno porque me ha dado armas, pero también es cierto que, por otro lado, tienes que a cambio esforzarte más por así decirlo.

¿Eres capaz de imaginarte tu vida dentro de 20 años?

…¡Dentro de veinte años (risas)! ¡Déjadme pasar este año y os cuento! Ahora procuro seguir con sentido del humor, aunque sí, tengo mucha curiosidad por ver qué me puede deparar dentro de veinte años. Y espero también reírme mucho.

Tu carrera musical ha coincidido con los grandes cambios en la producción y distribución de la música. ¿Cómo os afecta eso a los cantautores?

Perjudica, claro, porque tienes que aprender un nuevo modelo. Antes, la gente iba mucho más a los conciertos, se compraba tus discos en las tiendas y tenías garantizados de alguna manera una recompensa a un esfuerzo, y ahora mismo resulta que la recompensa es de otro modo. Pero finalmente nuestro trabajo es cultivar sonrisas y sembrar felicidad, y todos estos cambios del gratis total suponen que todos nosotros vivimos un poquito más recortados. Pero para mí ya es muy importante dar un concierto y que quien venga se vaya muy feliz, y si quieren que compren el disco.

O, al menos, que se lo bajen legalmente de tu página web.

Claro, pero no siempre sucede eso. Todo esto te lleva a aprender un nuevo modo de vida y tienes que vivir y buscarte las habichuelas de otro modo, pero al final todo suma.

Bueno, Inma, ya que te tenemos aquí no nos dejaras sin cantarnos un poco, porque nos ha parecido ver que cuando entrabas al estudio llevabas contigo tu guitarra.

Pues sí, me la he traído por si las moscas y porque no hay nada más triste que te digan ¿quieres cantar? y no tener una guitara para hacerlo.

Y sí. Inma cantó tres hermosas canciones. Su voz y su guitarra nos volvieron a emocionar otra vez. Fueron, posiblemente, las mejores palabras de esta conversación cuyo formato original está grabado en el plató del Taller de Imagen de la Universidad de Alicante y que pronto, entrevista y concierto, esperamos dar a conocer a todos los ciudadanos.

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EN CORTO Y MUY PERSONAL

¿Qué cantos de sirena debemos temer hoy en día? 

A los cantos de sirena no se los teme, se los procura disfrutar en la medida de lo posible.

Cantos de Sirena la compusiste en una madrugada. ¿Qué pasa? ¿Las mejores cosas nos suceden de madrugada?

Las madrugadas con sus silencios nos brindan momentos mágicos

 

¿Te imaginas un mundo sin canciones?

Imposible

¿Un poeta que lleves siempre en tu maleta?

Pedro Salinas, La voz a ti debida

Si oyes recitar “En la cuna del hambre / mi niño estaba / Con sangre de cebolla se amamantaba…”

Los vellos de punta…

Y una guitarra, ¿puede hacernos sentir más que muchas personas?

¡Estoy absolutamente de acuerdo!

Hay quien afirma que cuando ayudamos a un niño de África son ellos los que nos ayudan a nosotros.

Cuando se brinda amor, cuando ese es el motivo que apuntala ciertas acciones, se regresa multiplicado.

¿Hay algo por lo que merece la pena dar la vida?

Por la vida misma

Bajemos a la Tierra. Si te encontrases a Montoro en un ascensor, ¿Le hablarías del tiempo?

Ya me encontré a Piqué en su día en un avión y me ahorré cualquier comentario…, son de otro planeta…

¿Qué música le ponemos a José Ignacio Wert?

Los actos demoníacos, son llevados a cabo por sus huestes…

¿Crees que el ministro de Educación anda bien de oído o que lo suyo es desafinar?

Es tomarnos el pelo…

¿El otro día, a propósito de la polémica del aborto, leí este titular: “Nosotros decidimos”? ¿Tú crees?

Yo pienso que si Rajoy, Gallardón o cualquiera de los hombres que han dictaminado sin contar con ninguna mujer sobre la modificación de la ley, regresando a lo más retrógrado del pasado español, lo fueran, ser mujeres me refiero, otro gallo nos cantaría.

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